"Así como el agua que emana de una fuente llena las vasijas de acuerdo con la forma y capacidad de cada una de ellas, así también las enseñanzas espirituales no proporcionan sino la parte que cada cual es capaz de recibir conforme al grado de su evolución."- Gita.
Uno de los versos (slokas) del Bhagavad
Gita, el número 46 del Segundo Capitulo (Estancia).
Traducido del sanscrito, una lengua que difícilmente puede ser traducida a otra, incluidas las antiguas, debido a la
estructuración y significados de sus signos, una lengua que podía definir la
filosofía y creencias espirituales, a niveles que ninguna otra ha podido
llegar.
Traducido y estudiado desde antiguo,
son miles las traducciones que son dispares y algunas con significados alejados
de lo que se traduce en otras.
Todos podemos entender, que cuando
vertemos líquido en una vasija, esta le da la forma al líquido y ella misma
tiene limitación en el líquido que puede contener.
Pero qué necesidad tenemos de llevar
una vasija, si vivimos sumergidos en un río o en el océano. Qué forma le dará
una vasija sumergida en ellos, o cómo podría limitar el agua que contienen.
Acaso llevan vasijas para beber los
peces.
Es cuando tratamos de poseer una parte
de esa agua cuando necesitamos poseer una vasija. Es cuando deseamos preservar,
aprender o memorizar el conocimiento de otra persona, cuando necesitamos una
vasija donde contenerlo, que obviamente le dará la forma de la vasija que
usamos, en lugar de la que tenía al pertenecer a lo que alguien es.
Cuando desaparece la sed, cuando
dejamos de buscar agua, cuando nos damos cuenta de que la sed y el agua es lo
que somos en nuestra dualidad, nos hemos convertido en fuente de donde mana
incansable y eternamente la espiritualidad.
Sólo la materia busca y tiene sed del
espíritu, pero por mucho que se beba, por mucho que se sumerja en él, la Luz
nace cuando es Espíritu sin dejar de ser materia.
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