Aprendí lo que los filósofos y sabios
habían enseñado, comprendí todo lo que ellos habían encontrado.
Sin
saber por qué, caminé durante años en la ignorancia de no saber, cuanto a mi alrededor
era escrito o hablado.
Lo
único que me quedó claro, era, que cuanto había entendido, cuanto había
aprendido, la mayor parte era conocimiento robado.
Conocimientos
de otros, que alguien por repetición, a mi memoria había enseñado.
Conocimiento
de palabras y experiencias de otros, que me enseñaban, lo que encontrar en mi
vida, porque era lo que me habían dicho, lo que me había enseñado, lo que yo
buscaba, lo que había encontrado.
Perdido
en un lugar lejano, donde alguien me hablaba con palabras raras, con sonidos
extraños.
Enseñándome,
no lo que Él sabía, sino lo que yo había olvidado.
Con
palabras desconocidas, de relatos extraños.
Todos
buscamos un solar vacío, donde construir nuestro hogar.
Todos
buscamos una vivienda vacía, donde vivir y descansar.
Nadie
busca un lugar lleno, donde no podría entrar.
Todos
buscamos ese lugar propio, donde podamos medrar, caminar en nuestro camino, que
nadie nos pueda quitar.
Cómo
encontrar sabiduría en conocimiento de otros, cómo vivir en hogar de otro, o en
camino ajeno caminar.
No
entendiendo las palabras, supe que el Universo es mi otra mitad, que el sabio
no posee sabiduría, sino que no se opone a que su ignorancia pueda llenar.
Me
dijeron que el Yin y el Yang no existían, si cada uno no era mi mitad. Sólo puede
llenarse lo vacío, sin algo que lo llene, el vacío no se podría encontrar.
Filosofías
de muchos, al ciempiés permiten caminar. Quien vive con una pierna, dificulta
su caminar, sólo puede ver una cara sin la espalda vislumbrar.
Siendo
Uno, con quién podríamos hablar, sin un lugar vacío: Dónde podríamos estar.
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