Obviamente,
Dios siempre responde a cualquier nombre, o incluso al silencio.
No
importa la cara que le pongamos, siempre es la Suya.
Porque
obviamente, cuando alguien responde por todos los nombres y todos los
silencios, y su cara es, cualquiera de las Infinitas formas, incluso las
Infinitas nadas.
Es
un fallo nuestro el reconocerle por un solo nombre, por una sola cara. Incluso
si lo aumentamos a millones, seguiríamos estando a la misma distancia de poder
llamarle realmente.
A
veces me pregunto, ¿Por qué no veo su cara al mirarme al espejo?, al mirar
cualquier cosa, incluso siendo ciego.
¿Por
qué, no escucho su nombre en el susurrar del viento?, en la tormenta, o el
silencio del cielo, el titilar de las estrellas, incluso en la sordera o en el
silencio.
Buscamos
un nombre, a lo que estamos siendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario