El noble bodhisattva Avalokiteshvara, meditaba en el cauce profundo de la
perfección de la sabiduría. Miró abajo y vio que los cinco Skandhas son vacíos
y así se liberó del sufrimiento.
¡Aquí oh Shariputra! la forma es vacío, el vacío es forma;
la forma no difiere del vacío, el vacío no difiere de la forma; lo que sea
forma, es vacío; lo que sea vacío es forma. Así también son las sensaciones,
percepciones, impulsos y la consciencia.
¡Aquí oh Shariputra! todos los fenómenos son vacíos. No son
producidos o aniquilados, ni impuros ni inmaculados, ni incompletos ni enteros.
Así Shariputra, en el vacío no hay forma, ni sensaciones,
ni percepciones, ni impulsos, ni consciencia; no hay ojo, oído, nariz, lengua,
cuerpo ni mente; no hay formas, sonidos, olores, sabores, tactos, ni objetos
mentales; no hay consciencia de los sentidos.
No hay ignorancia ni extinción de ella. Ni hay todo lo que
procede de la ignorancia; ni vejez, ni muerte, ni extinción de la vejez y la
muerte.
Así Shariputra, el Bodhisattva, libre del apego, se apoya
en la perfección de la sabiduría, y vive sin velos mentales. Así se libera del
miedo con sus causas y alcanza el Nirvana.
Todos los Budas del pasado, del presente y del futuro se
despiertan a la suprema y perfecta iluminación apoyándose en la perfección de
la sabiduría.
Conoce que prajñápáramitá es el gran mantra, el mantra de gran sabiduría,
el mantra más elevado, que jamás ha sido igualado y que extingue todos los
sufrimientos.
Escucha la verdad infalible de prajñápáramitá: gate gate páragate
párasamgate bodhi sváhá.
(Así termina el corazón de la perfección de la sabiduría.)
Cuando adjetivamos algo, es difícil
reconocer el objeto de los adjetivos, si aislamos algunos de ellos.
Es imposible el entendimiento de un
Sutra, desde alguna de sus frases, incluso si pudiésemos leerlo en su versión
original. Algo que no podemos hacer, pues sólo leemos traducciones de personas
que aprendieron un idioma difícil y que transmitía lo espiritual, como no ha
hecho otra lengua: el sanscrito.
Cuando Avalokiteshvara,
un bodhisattva mitológico, que encarna la Compasión y la Sabiduría, alcanzada
la Iluminación Perfecta, le responde a Shariputra, le habla desde un lugar, una
mirada que no puede encontrarse en la dualidad.
No se trata de una dualidad de
opuestos diferentes, de la que hablo, sino de la Dualidad que entiendo del Yin
y el Yang. Dos mitades inseparables de una misma Individualidad, de un mismo
Absoluto.
Ambas son opuestas, una está a la
derecha, la otra a la izquierda, una está iluminada, lo que hace que la misma
individualidad, dé sombra a la otra mitad, a mayor iluminación, más oscura se
hace la sombra.
Pero el ser opuestas, es sólo cuando
hay alguien percibiendo la individualidad desde fuera. Que no importa su grado
de conocimiento, no podrá encontrar más de dos mitades en ella. Y vera que una
siempre es opuesta a la otra, sin poder determinar la Naturaleza de una de
ellas, porque su naturaleza dependerá de la comparación con la otra mitad, sólo
realizable por algo externo a ese Absoluto.
La Perfecta Iluminación de Avalokiteshvara,
le mantiene existiendo en el Ahora Eterno, siendo Uno, no pudiendo existir algo
que pueda observarle desde fuera, sin que Él pudiese observar o percibir algo
dentro, porque simplemente su manifestación era SER, sin que hubiese algo que
estuviese siendo.
Para poder comunicarse con Shariputra,
tiene que hacerlo en la dualidad, explicarle lo que es SER. Obviamente, SER es
ser el Yin y el Yang, ser la Individualidad, ser las mitades opuestas, ser todo
aquello que se percibe en la dualidad, pero, sin embargo, lo único que puede
manifestarse, lo tiene que hacer como Vacío.
La forma, es vacío, el vacío es forma, uniendo
ambos opuestos, uniendo ambas mitades, sin dejar algo fuera y sin ser algo que
pueda percibir algo dentro.
Diciéndole a Shariputra un gran
buscador, que no hay nada que encontrar, cuando Eres Todo, no habiendo algo o
yo siéndolo: “No hay sufrimiento, ni su causa, ni su cese, ni sendero de liberación. No
hay conocimiento, ni logros, ni falta de ellos”.
En
el Vacío se pierde el nombre, se pierde el yo, se pierde el demás, y sin
embargo Todo se manifiesta en su mayor esplendor, belleza, tranquilidad,
felicidad y Amor.
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