A
veces, me pregunto, ¿Es lo natural, que, si le dices a alguien que va en una
dirección equivocada, siga caminando en la misma dirección?
Hay que reconocer, que la mayoría de
las veces, la primera reacción es en contra de quien avisa.
Posteriormente
la persona sigue caminando, enfadada y dudosa, de si estará caminando en la
dirección equivocada.
Afortunadamente,
no entendía lo que decían, solamente me preguntaba si tendrían razón en lo que
me decían.
Llevando
la duda a mi dirección, para sin dejar de caminar, mirar alrededor, para
conocer los posibles caminos y lo que podrían aportar a mi ignorancia.
El
estar equivocado, no es señal de ignorancia. El estar acertado, tampoco es
señal de conocimiento.
Saber
de verdad, es dudar de nuestro camino, sin llegar a dudar del camino de los
demás, pues todos los caminos tienen su parte buena y su parte mala.
Pero
pudiendo caminar sólo en nuestro camino, la forma en que lo hacemos y lo que
encontramos en él, depende más de lo que aprendemos de los que caminan en otros
caminos, que de nuestro propio caminar.
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