Caminante no hay camino,
Se
hace camino al andar.
Por
mucho que caminemos,
Nunca
saldremos de aquí.
Por
muy largo que sea el camino,
Por
mucho que tardemos en recorrerlo,
Sólo
seremos lo que somos.
No
importa desde qué ventana miremos,
Sólo
habrá lo que vemos, para nosotros.
Porque
por muchos caminos que recorramos,
Sólo
caminaremos en nosotros,
En
lo que somos.
Nuestra imaginación puede ver desde su
ventana, unicornios, gnomos, paz, armonía, ego, unidad, separación. Pero en el
caminar en nuestro Ser, es ilimitado, no hay algo que no sea eterno e infinito,
siendo nuestros ojos los que limitan lo que somos.
Creemos que el caminar, va cambiando
el camino, pero es nuestra visión, nuestro pensamiento, el que cree que está
cambiando. Al caminar, sólo hay lo que hay ahora, somos siempre lo que somos,
no hay tiempo en nuestro caminar, pues nunca saldremos del ahora, no hay
distancia que nos saque de aquí.
Pensar que somos niños, que crecemos,
que envejecemos, es sólo nuestro camino, en el que en cada ahora, somos lo que
somos, lo que hemos creado en el caminar. Pero es el caminar el que nos pierde,
porque no hay caminante, no hay camino, sólo nosotros, en un campo sin puertas,
sin caminos, sin lugar donde ir fuera del Infinito, sin poder tener un mañana fuera
de la Eternidad.
En un Universo, cuyos caminos son el
caminar entre dos mitades, siendo por tanto infinitos, caminamos en el centro
de algo, ese centro que no deja de existir, pero que carece de existencia sin
los extremos.
Shakyamuni nos dice que no existe el ego
como entidad, que el ego realmente no tiene existencia propia. Pero como el
centro de algo, como los caminos que recorremos, lo creamos continuamente en
nuestro caminar, porque cómo podríamos percibir la existencia del Universo sin
él.
La Naturaleza del Vacío es la del
Universo, las Infinitas líneas que lo dividen en dos mitades, no tienen
existencia, lo que hace que las formas que percibimos en el Universo, sólo sean
percibidas por la creación del ego.
Es nuestra creación el caminar y el
caminante, que forman las orillas del camino, al asomarnos por la ventana,
creamos el mundo, el Universo en el que existimos.
Pero no importa la desaparición del
ego, el Sol seguirá brillando, las estrellas saldrán cada noche, sin pensar si
alguien se asoma a la ventana para verlas.
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