Hemos comido el helado, y tratamos de
conocer su sabor, lo que hemos vivido al comerlo y qué relación tiene con
nosotros.
No importa que comamos la misma
cucharada de helado, con las mismas condiciones, su sabor será diferente para
cada uno que lo saboree. Cada vez que lo saboreemos, su sabor, las sensaciones
serán diferentes, incluso para una misma persona, con un mismo helado, con la
misma cucharada.
Cuando tratamos de vivir la
experiencia, viendo que si no comemos morimos, algo nos dice que somos parte de
lo mismo que el helado, podemos decir que somos una misma Vida, un mismo
Universo, pero incluso cuando comamos 200 o 300 kilos de helado, y la mayor
parte de lo que manifestamos sea helado, tarde o temprano nuestro sistema
defensivo, nos llevará a desprendernos a expulsar todo aquello que realmente no
somos.
Vimos que todo lo que nos rodeaba, nos
era necesario para, ser lo que somos, que nuestra vida y manifestación es
interdependiente con el resto del Universo. Tratamos de explicarlo creando la
filosofía que nos llevaría al conocimiento de lo que éramos y las religiones
que determinasen nuestra relación con lo que nos rodeaba.
Algunos trataron de explicarlo, nos
explicaron a qué sabía el helado, cuál era la sensación al comerlo y aceptamos
sus explicaciones, siguiendo a los filósofos y su conocimiento que hicimos
nuestro, por mimetización, por aceptar que éramos lo que nos decían.
Se
crearon dioses a nuestra imagen y semejanza, que podían lograr nuestros sueños,
pero que participaban de las mismas emociones: odio, rencor, ambición de poder,
envidia, y nacieron los dioses que nos protegían, que nos explotaban y se
divertían manejándonos a su antojo. Pero si éramos fieles, si les ofrecíamos regalos
y sacrificios, nos daban lo que deseábamos y nos ayudaban a conquistar a los
adoradores de otros dioses. Algo que era lo que nos gustaría poder hacer a
nosotros mismos.
Creamos
dioses, en todo aquello que nos permitía vivir, todo lo que era un peligro o
poder: volcanes, tormentas, bosques, ríos, de las aguas de los océanos, del
campo, del cielo, cada cosa tenía su dios, a los que nosotros adorábamos y ofrecíamos
ofrendas y sacrificios, para que cuidasen de nuestras necesidades y no nos
hiciesen daño.
El
ver que todo era interdependiente, poco a poco, fuimos creando un solo Dios,
que era creador de cuanto había en el Universo, que era a nuestra imagen y
semejanza, todo sublimizado en Él: Amor, cuidado de sus responsabilidades,
poderoso, que premiaba y castigaba y que sobre todo, tenía el Poder de crear o
destruir aquello que no cumpliese con su deseo.
Obviamente,
olvidamos que hay que cagar el helado, para ser lo que somos solamente. Que nuestro
corazón, no necesita cagar nada del resto del cuerpo, sin dejar de ser corazón.
Que
no podemos determinar lo que es Dios o lo que somos nosotros, pues es algo
diferente en cada ahora, en cada lugar, en cada circunstancia.
Solamente
hay algo que permanece inalterable que es lo Absoluto, porque siempre en cualquier
momento, lugar y circunstancia es Todo lo que existe.
Pero
lo que no es posible evitar es, que para saborear el helado, no podemos ser
helado. Que el único ser en el Universo que no sabe que el helado tiene sabor
es el propio helado, porque hay algo que no puede evitar y es el ser helado.
A
Dios pasado el tiempo, le dimos el nombre “El Ser”, que al igual que el corazón
en el cuerpo, le impide saber que existe el corazón en el cuerpo, incluso
siendo corazón a veces no llega a saber que existe el cuerpo u otras partes,
porque sin el cuerpo, no tendría donde latir, no tendría algo que ayudar a
existir, nada que le ayudase a cumpliendo su función poder moverse, poder
alimentarse y poder existir siendo Vida.
Porque
olvidamos que en la filosofía hay el que conoce y lo conocido. En la religión
la creación y el creador, el adorador y lo adorado. Pero como en cualquier
dualidad, lo que una mitad es, siempre depende de la otra: ¿Creó Dios al hombre
o ha sido el hombre el que ha creado a Dios?, cada mitad conoce a la otra,
ninguna a sí misma, luego ambas son conocedor y conocido.
Cuando
todo se integra en Uno, se pierde la noción de yo o demás, trascendiendo la
dualidad, sin que esta, deje de existir.
La
Consciencia del Ser, sólo puede existir como Vacío. El Amor, de ser Nada,
acogiendo Todo. Algo que es la Consciencia de siendo Nada, Ser lo que acoges.
No
se trata de tener conciencia de ser algo, sino Serlo: Ser lo que se manifiesta
en ti, en nuestra Naturaleza Original de Ser Vacío, algo que Shakyamuni, dijo
que era el sabor del helado que comió.
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