Decía mi Maestro, que: “Si el primer
paso es erróneo, cuanto más caminemos, más nos alejaremos de la meta”.
Lao Tse, decía que: “El Tao del que se
puede hablar o conocerse, no es el Verdadero Tao”.
En el budismo Zen, no hay meta, Tao,
conocimiento o algo que pueda hablar, por lo que al caminar, nunca podremos
salirnos del Tao o alcanzar las infinitas metas.
En las filosofías occidentales, donde
se habla de sabiduría, entendimos desde el principio, que ésta nace del conocimiento
o del saber, siendo el primer paso, que nos ha impedido alcanzarla.
Siglos de estudio, observación,
ciencia y argumentaciones, nos han alejado de la simpleza de la Sabiduría.
El agua no sabe que moja, incluso no
sabe que hay peces, corales, plantas y una infinitud de cosas en su interior. Cuando,
trata de alcanzar la Sabiduría, sólo se manifiesta como río o mar. Olvidando lo
que nunca supo: Que es agua, pues en su ignorancia, sólo sabe serlo.
Cualquier Tao que se precie, no se
dedica a explicarle lo que quiere, sueña, percibe o cree ser al Tao. Tampoco
dedica sus vidas a conocer el Tao.
Abandonando todo deseo de esforzarse,
sacrificarse o alcanzar el conocimiento, acepta ser Tao, manifestarse como Tao
y sólo es Tao. Independientemente de qué Tao se manifiesta, sólo lo hace como
el Tao Infinito.
Al igual que el agua, cuando responde
a una pregunta, sólo puede hacerlo Siendo la transformación de la pregunta en
respuesta. Cuando la pregunta es del mar, se hace mar, cuando es del cielo, se
hace nube, cuando se le pregunta sobre las estrellas, se hace Universo, pues
nunca ha existido el agua para ella.
Y es, que la Sabiduría sólo puede
existir, cuando la Ignorancia decide caminar con dos piernas.
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