Obviamente
siempre es mejor la ciencia, lo que dicen los científicos, que al menos nos
demuestran la verdad, más allá de nuestras dudas, por lo que podemos aceptarlo
y vivir tranquilamente, descansando en sus descubrimientos.
A
veces voy a comer a algún restaurante, obviamente voy por la calidad de sus
productos, su forma de cocinar y el resultado de los sabores. Como científico lo que me importaría serían: las calorías que como en
proteínas, hidratos, y demás componentes especificados de lo que ha sido
cocinado, de las pérdidas y transformaciones que se han experimentado en los
alimentos al ser cocinados.
Cuando
leo todo ello en la carta, puedo comer con tranquilidad de que lo que como es
perfecto y desarrollado todo en un laboratorio, donde no hay cocineros.
A
veces, cuando leo algo científico, me sorprende que ya lo había leído escrito
por filósofos o en religiones. Obviamente, cuando se escribe en filosofías o
religiones no tienen telescopios o microscopios para ver la forma, pero de
alguna manera, no se diferencia la explicación de lo que dice el científico que
ha visto con su acelerador de partículas, ordenadores y demás aparatos, que al
final hay comida en el plato, pero casi siempre le falta el sabor, del buen
cocinero.
Cuando
dices que si nos comportamos bien, si respetamos a los demás, si amamos al
prójimo, si hacemos lo correcto, y además lo hacemos con nosotros mismos, que
tendremos una sociedad que vivirá en paz, armonía y con principios de
humanidad, Dignidad y Justicia, suena a algo imposible, pues los demás no lo
harán.
Cuando
los sociólogos, los políticos o los científicos nos dicen que si se implantan
leyes, no tendremos más remedio que ser buenos y hacer lo correcto, que es lo
que nos dicen y obligan a hacer, todos entendemos que viviremos en paz,
armonía, con Dignidad y Justicia, porque si no, seremos castigados o condenados
a muerte.
Obviamente, muerto el perro se murió la rabia. Desgraciadamente la rabia, insatisfacción y
rencor, no desaparece de nuestros corazones, porque matemos al perro.
Pensar
que obligarnos a convivir correctamente, según las leyes que impongamos,
desarrollará un mundo feliz, sí es una cantinflada, que muchas veces nos decían
verdades de lo que verdaderamente necesitábamos para vivir como si fuéramos
humanos.
Cada
uno debe elegir su camino, pero si elegimos el que nos limpian y hay autobuses
para no tener que caminar, difícilmente llegaremos a la meta de la Humanidad,
sólo llegaremos a estar aquí cómodamente.
Los
filósofos eligieron el camino del saber y el conocimiento, el esfuerzo y el
sacrificio añadido, sería lo que llevaría a cocinar la Sabiduría. Porque el
conocimiento y el saber, sólo nos lleva a conocer lo que vemos, lo que nos
enseñan, pero no a percibir personalmente lo que algo es, desde la Sabiduría.
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