Pequeños grupos nómadas, que se
cruzaban en la distancia, con desconfianza los unos de los otros y que a veces
se unieron y comenzaron a convivir. Otras al pasar cerca de asentamientos,
comenzar una batalla o una convivencia.
Rodeados de animales, hubo que
encontrar con los que convivir con los que lo importante era la protección del
ego.
Han pasado los siglos, los milenios y
todavía estamos pensando en cómo convivir. Principalmente, entre familias, en
los pueblos, entre naciones y en esta bolita perdida en el espacio.
No hemos podido superar la
desconfianza, al ser el ego el que dirige la convivencia, que conservamos,
simplemente para poder aprovecharnos más y mejor de los demás.
El cambio climático y el daño que le
hemos hecho con nuestra forma de entender la convivencia a la Tierra, nos ha
obligado a preguntarnos si el resultado de la sociedad y la Tierra que tenemos,
no será el peso excesivo de nuestro ego.
Lo Natural, es convivir. Somos partes
de algo más grande que nuestros cuerpos, que nuestras emociones, que nuestra
mente o nuestra alma individual.
Algo que conlleva que cualquier
desequilibrio o falta de responsabilidad en una sola parte, afecte al resto de
lo que Seamos.
Hablamos y leemos de un Universo, de
Una Vida, pero vivimos tratando de ser partes individuales y separadas del
cuerpo, la mente y el alma de estos cuerpos, mentes y almas, que consideramos
Una.
A diario, experimentamos y conocemos,
el resultado de esta convivencia, vemos cómo enfermamos, porque no aceptamos a
convivir en paz con un virus microscópico, una bacteria viajera, o un pequeño
golpe en la rodilla u otra parte del cuerpo. Nos asfixiamos si no aceptamos que
el aíre viaje por nuestro espacio interior, y se nos seca la piel, si no
dejamos que viaje por nuestro espacio exterior.
La Convivencia, no es con una parte de
la Tierra, o del Universo o de la Vida. La Convivencia es con la totalidad de
la otra mitad: Yo y lo demás. Misteriosamente, el equilibrio del Yin y el Yang,
de esas dos mitades de cualquier individualidad, traspasa la razón: Yo soy la
mitad del Universo, yo soy la mitad de la Vida.
Por lo que mi aprendizaje de
convivencia, es para poder vivir en paz y armonía con mi otra mitad. En el
viaje, hemos necesitado para poder aprender, la ayuda inestimable del ego, ese
que analiza y crea las defensas de nuestro pequeño yo.
Usado correctamente, nos será útil,
mientras sea necesario para que nos acerquemos a la meta, convivir con cuidado
para encontrar la Convivencia de las dos mitades de nuestro Ser.
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