Un día, hace unos miles de años,
aparecimos nosotros, que mirando alrededor, nos dimos cuenta de que la Vida o
Dios, habían cometido fallos en su Creación. Habían creado un Universo con
fallos en su funcionamiento.
Al habernos dado Libertad y libre
Albedrío: Dios, la Vida o el Universo, nos dimos cuenta de que no había caminos
para trasladarnos, que tardábamos mucho en trasladarnos de un lugar a otro, que
no se había pensado en casas donde vivir y éramos víctimas de la climatología y
los elementos, que había tantos conflictos: Volcanes, terremotos, meteoritos,
animales peligrosos sueltos, y que todo era una desorganización.
Si para ir más rápido usabas un
caballo, podías partirte la cabeza con las ramas de los árboles, si hacías una
casa para protegerte, podía destruirla una tormenta, un volcán o crecer un
árbol que la destruyese con sus raíces.
Finalmente, decidimos solucionar los
problemas que nunca habían existido en el Universo, y como es natural,
comenzamos por el principio: Creando los problemas.
Podemos dormir tranquilos, porque si
llegamos a dejar que la Tierra exista otros millones de años, habremos
solucionado todos los problemas: Construiremos lejos de los volcanes y las
fallas de las placas, crearemos bosques que protejan de los vientos y de la
erosión, en lugar de carreteras tendremos sendas que nos comuniquen con los
demás, y procuraremos que los animales peligrosos vivan tranquilos y con
alimento suficiente para no buscarnos a nosotros.
Supongo que conseguiremos que el aíre
sólo sea aíre y el agua, agua, y sobre todo, respetaremos la Tierra, que nos da
cuanto necesitamos.
Porque para resolver los problemas que
Dios, la Vida o el Universo, crearon con sus equivocaciones, sólo tenemos que
dejar de crearlos nosotros, quedando de esta manera resueltas, todas las
equivocaciones de Dios.
Y es que la Tierra y el Universo no
serían lo mismo sin nosotros, que hemos sido creados, para resolver las
equivocaciones que el Universo ha cometido en su hacer, en su evolución.
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