Lo vimos en la Naturaleza, como
espíritu de todo aquello que nos permitía vivir y aquello que nos creaba
problemas que no podíamos solucionar, en las aguas, en las montañas, en las
aves, en los grandes árboles. Un Dios con muchos nombres, que estaba en muchos
sitios y que sobre todo, queríamos que nos escuchase al pedirle Amor.
Nuestra forma de verlo, fue cambiando
y buscamos un Dios poderoso que nos permitiese vencer a los enemigos, que nos
ayudase a conseguir cuanto necesitásemos y deseásemos. Finalmente dejó de ser
un Dios de Amor, para ser el Salvador de nuestra Ignorancia, de nuestra
ambición y falta de Dignidad, al culparle en última instancia de nuestros
fracasos, de nuestras desdichas, y lo único que intentamos fue encontrarle en
el mercado, donde se compraban los favores de Dios.
El Concepto que hemos desarrollado de
Dios, es de que tiene como Naturaleza el Amor. Inexplicablemente, para
encontrarle, lo hemos hecho, con guerras, con asesinatos, con destrucción de
quien le llamase por otro nombre que el que dábamos al Verdadero: El nuestro.
Podemos intentar escribir y pensar lo
que Dios es realmente, pero por mucho que lo intentemos, es una de las cosas
imposibles de definir.
Hemos decidido desde el principio,
darle un cuerpo o cuando menos una entidad, que puede ser etérea, y que de
alguna manera pensamos que se nos aparece, que viene a visitarnos o que tiene
un hijo, que es el único que tiene y que se dedica a protegernos. O creamos un
Dios, que es inmaterial, que sólo podemos llegar a Él por medio de los profetas
o el profeta, que traduce sus palabras y nos dice cuál es su voluntad y cómo
debemos obedecerle y cumplir con su voluntad.
El Concepto de entidad, a veces se
mira como unas energías que se acumulan en una especie de unidad, nacidas del
pensamiento y de la emocionalidad, que es su alimento. Estas entidades, no
suelen llegar a una vibración que las materialice, pero si que pueden
interaccionar con nosotros y sobre todo con el mundo animal.
Algo que en mi opinión está alejado de
lo que yo entiendo como Concepto de Dios. No se trata de algo inexistente, no
se trata de algo que exista por sí mismo, no es algo, porque sólo puede ser
Todo.
Sí creo en Él como Naturaleza Pura de
Amor, su fuente y quien bebe de ella. Pero me cuesta creer que intervenga
personalmente en nuestras vidas, que tenga como contrapeso al Diablo, al Mal,
siendo Él el bien.
Es lo que cuesta explicar y entender,
que siendo algo que no existe en Sí mismo, nuestra existencia como Humanos,
dependa de su existencia. Porque es nuestra Libertad y Libre Albedrío, lo que
permite que exista realmente cuando convivimos en el Amor, y nace el Mal,
cuando nosotros vivimos en el Mal, en la envidia, la ambición y la confrontación
con los demás.
Porque no importa lo que pensemos, lo
que determinemos en nuestros Conceptos, el Universo y la Vida, no dejarán de
ser Una. Pero la existencia del Amor, presente en todo el Universo, no permite
que nazca Dios bajo ningún nombre, si nosotros no vivimos y existimos dentro de
Él.
La confrontación de las religiones,
del agnosticismo o del ateísmo, de las filosofías, de la convivencia, sólo impide
que podamos existir en el Amor, no porque exista el Mal en sí mismo, sino por
ser la Entidad que hemos creado para que rija nuestras vidas.
En el tiempo que estuve con mi
Maestro, hubo personas de muchos países, de muchas religiones, de formas de
pensar, pero como dice mi Maestro: “Buda es Todo y todo es Buda”. Algo que era
innecesario que nos dijese.
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