Pero a veces todos estamos en soledad,
que no solos, simplemente porque hay mucha gente en la Tierra.
En el momento en que culpamos a los
demás, de nuestra vida, de nuestras necesidades o frustraciones, de que no son
capaces de crear la sociedad en la que nos gustaría vivir, de que no podemos
fiarnos de casi nadie, y a veces sin el casi.
En el momento en que miramos a los
demás, como los que están frente a nosotros. Aquellos que no nos permiten vivir
en paz, ni encontrar la manera de ser felices. Desde que son los culpables y responsables
de nuestro vivir, hemos comprado casi todas las papeletas para sentir soledad.
Algo que nos llevará a vender nuestra
alma, para tener compañía que nos permita creer que no estamos solos, con la
persona que no aguantamos: Nosotros mismos.
Cuando se aprende a estar con uno
mismo, cuando nos amamos y respetamos, difícilmente nos sentiremos solos. Seremos
los responsables de nuestra vida y los demás de la suya.
Es entonces cuando realmente podemos
estar con cualquiera, la otra persona será libre de ser como es, pero porque
nosotros no renunciamos a ser como somos. No por egoísmo, sino por amor.
A veces algunas personas que me
conocen, me preguntan cómo puedo estar solo tanto tiempo, cómo es que aguanto
sin hablar, porque a veces con algunas personas, no callamos en horas.
He podido estar hasta un mes sin
hablar, con unas 30 personas en un espacio no muy grande, pero durante siete
años, he sido el único habitante del pueblo donde vivo, al menos 6 meses cada
año. Y entre la huerta y las cosas de casa, tampoco hablo mucho los otros 6.
A veces cuando estoy hablando con
alguien, me dicen que se tienen que ir a hacer algo, que si yo ese día no tengo
nada que hacer.
Pero ha habido una persona, que
durante muchos años, siempre me ha acompañado y se lo agradezco, que me ha
permitido compartir y estar con casi cualquier persona por muy diferente que
sea, si me merece respeto.
He pasado horas, hablando con los
niños mendigos en India, sentado en la acera, con las prostitutas en París en
Pigalle, con sadhus, con las chicas en Bali, y muchos tipos de personas, con
vidas y pensamientos opuestos a los míos.
Pero siempre acompañado de mí mismo,
la persona que me hace respetarla y respetar a los demás.
Cómo se puede sentir alguien sólo o
hundirse en la soledad, si está con quien nunca le abandonará, si es capaz de
respetarle y cuidarle. Y es que cuando estamos con nosotros mismos, podemos
estar con cualquier persona, no para que nos haga compañía o no estar solos,
sino porque podemos compartir nuestro tiempo, nuestra vida, siempre que seamos
respetados y si no, protestaremos y diremos nuestra opinión, porque no tenemos
que vender nuestra alma, por no sentir la soledad.
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