Quizás, confundimos el primer paso, en
nuestro caminar en Libertad por la Vida, por la Tierra. Como nos decía mi
Maestro: “Si al meditar, al caminar o desear algo, el primer paso es el
equivocado, cuanto más esfuerzo, más nos alejamos de la Meta”.
Desde un principio, decidimos que la
culpa y responsabilidad de nuestras vidas estaba en un dios, en un jefe, en un
rey. Si llovía demasiado, si no llovía, si erupcionaba el volcán o la cosecha
era mala, si había poca caza, todo se solucionaba ofreciendo sacrificios o
pagándole un precio por su benevolencia a dios o al rey.
Hemos sacrificado a nuestros hijos, a
nuestras familias o incluso nuestras vidas, por desear que se terminen nuestras
desdichas, provengan de otros o de la Naturaleza. Pero en nuestra huida de la
responsabilidad, siempre hemos buscado y encontrado alguien o algo, que sea el
responsable y por tanto quien puede solucionar el problema.
A veces cuando alguien nos ha ofrecido
mejores condiciones de vida y más barato, hemos asesinado a los culpables de nuestras
desdichas, porque es más fácil que ser los responsables y por tanto los que
tenemos que cambiar para que nuestra sociedad cambie, para que nuestra vida sea
diferente.
No recuerdo un periodo de tiempo, en
el que fuésemos conscientes en conjunto de esa responsabilidad, la de cumplir
con nuestra función, que no está determinada por nadie, somos totalmente libres
de darnos el nombre que queramos y cumplir con las funciones propias de nuestro
nombre, elegido libremente.
Pero, darnos el nombre, conlleva la
responsabilidad de ejercerlo cumpliendo con todas las funciones que hemos
asumido, desde la Libertad. Nadie puede darnos un nombre, si aceptamos ser los
responsables de nuestras vidas.
Obviamente, nuestras acciones tienen
como consecuencia el mundo y la sociedad que hemos creado. Que por supuesto no
es la consecuencia de nuestros actos como individualidad, nosotros, sólo
aportamos algo que tratará de equilibrar la balanza, por supuesto hacia donde
nosotros deseamos. Pero la Vida siempre, sin quererlo, sin desearlo, sin
pensarlo, decide desde la Justicia las consecuencias que equilibran nuestras
acciones, en conjunto y las individuales, guardando equilibrio con las acciones
de nuestro entorno, sin favorecer o perjudicar a una u otra de las partes.
Somos nosotros y nuestro entendimiento
de Justicia, lo que con tanta frecuencia, produce desequilibrios, castigando al
inocente, al débil, a quien piensa diferente a nosotros.
Todo eso, conlleva la falta de
responsabilidad, porque si ejercemos realmente con los nombres que nos hemos
dado: Hijos de Dios, seres a su imagen y semejanza, seres inteligentes, seres
humanos, algo que no señala, que sólo podemos elegir esos nombres, podemos elegir:
el de Hijos del Diablo, hechos a su imagen y semejanza, seres inteligentes
dedicados al mal, amantes de la Inhumanidad.
Es nuestra Libertad, la que produce
esta sociedad que odiamos o despreciamos, que nos hace sentir que somos abusados y violados, que nos manejan como a marionetas los Poderes, servidos por el
pueblo.
Sólo nos queda regresar a los
sacrificios, si no entendemos que somos los únicos responsables de la sociedad
en la que vivimos, de la Tierra que hemos creado. No podemos eliminar el Yin y
el Yang, todo dependerá del equilibrio que creemos, pero hay que recordar que
la Alquimia, consigue transformar lo burdo en noble, lo innecesario en útil, el
mal en bien.
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