La Tierra, en su ignorancia, siempre
ha conservado la forma y el sistema de su agricultura sin cambios apenas, sólo
los cambios necesarios para que algo creciese en las condiciones donde vivía.
Desierto, manglares, pantanos, tierra fértil, tierra baldía, el mar, el río,
por encima y por debajo del agua.
Dando vida a los árboles del monte,
para que sus hojas abonasen los valles. Y árboles en los bosques que daban
sombra y abono a las plantas que lo necesitaban y permitiendo que las que
necesitaban luz y sol, trepasen por sus troncos hasta llegar a sus cumbres.
Todo creciendo en un equilibrio, que
nadie controlaba y que permitió que la Tierra se viese de color verde desde la
distancia, a pesar de sus desiertos y mares.
Nuestra ambición, nos llevó a cortar
los árboles, pues decidimos que queríamos criar otras plantas. El abonarlas de
forma natural resultó que daba mucho trabajo y era poco rentable, por lo que
recurrimos a abonarlas con minerales puros, para que creciesen más deprisa.
Regamos las plantas que al perder la protección de los árboles necesitaban más
agua, y además aumentando el riego algunas crecían más deprisa y más grandes.
Poco a poco, siglos de deforestación,
permitieron que pudiésemos sembrar grandes extensiones de terreno, que al no
recibir las hojas putrefactas de los árboles, había que alimentar.
Desarrollamos la química, la creación
de nuevas plantas modificadas genéticamente, y continuamos alimentándonos con
ellas, alimentadas con los químicos, que las protegían de otras hierbas o
plantas y de los insectos. Químicos que contaminan las aguas subterráneas y
nuestro cuerpo, que desequilibran la estructura de la tierra, y que
desequilibran el ecosistema Agrícola de la Tierra.
Obviamente no podemos controlar la
Naturaleza, no es igual una planta que crece de forma natural y otra que crece
dejando beneficios.
Si añadimos que esta ambición por
producir más y más, sin encontrar un límite, no tiene un objeto concreto,
ambicionamos más sin importar qué. Y el equilibrio de esas mitades, Yin y Yang,
hace que cuanto más ganamos en algo, más perdemos en otro algo, que podemos
creer que es opuesto, y es simplemente que las dos mitades de algo, siempre
tienen que equilibrarse.
Tenemos, que si sube el precio del
agua, de los abonos, de las máquinas que usamos, que no controlamos la
Naturaleza y que no podemos establecer Invernaderos o Protección de toda la
extensión que cultivamos, al final nuestra ambición tiene que romper el
equilibrio por algún punto, que será siempre el más débil.
El gobierno seguirá necesitando los
impuestos, los comerciantes sus beneficios, los agricultores una seguridad que
no les da la Naturaleza y beneficios, los transportistas tienen que cubrir
gastos y obtener beneficios, los grandes abastecedores necesitan beneficiarse,
y podemos seguir mirando eslabones, que siempre aguantarán más que el pobre
consumidor, que no es ni un eslabón, que tiene que comer, y tiene que pagar o
robar, para que todos los demás vivan de la agricultura.
Pero es la sociedad que hemos creado: “El
débil, tiene que pagar por todo”. El fruto de la ambición y el no trabajar como
en la agricultura de la Tierra, que todos trabajan, para que los demás puedan
crecer.
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