Pero es algo que podemos hacer quienes
somos los ofendidos, olvidar. Pero el verdadero perdón es cuando nos
arrepentimos de los abusos o violaciones cometidas. Porque solamente entonces
alcanzamos realmente el perdón.
El perdón, no es que olvidemos el
haber ofendido o violado, sino que reside en el arrepentimiento, que permite
que nos perdonemos por nuestra falta de humanidad, por nuestra cobardía, por
nuestra falta de Dignidad o Indignidad.
Si tenemos Dignidad nos arrepentiremos
de nuestras equivocaciones, no castigándonos, sino aprendiendo a ser mejores,
más humanos.
Pero nadie puede Amnistiarnos, es algo
que nadie tiene tanto poder para hacerlo.
Pero estamos acostumbrados a que la
Ley no sirva a la Justicia, sino a nuestros intereses. Que faltos de Dignidad,
llenos de Prepotencia, Orgullo y Poder, nos dediquemos a dictar Justicia con
nuestras Leyes, aquellas que nos permiten decidir quien es culpable o inocente.
Es lo que hemos hecho a lo largo de
nuestra historia, pues tememos perder el poder de controlar a los demás, y
cobardemente hemos renunciado a nuestra Dignidad, en la que podemos alcanzar el
perdón, pero la Amnistía, sólo puede ser alcanzada por el arrepentimiento y el
resarcimiento de los hechos cometidos.
Todos somos independientes, desde la
Dignidad y la Ley Universal, pero todos somos corresponsables y parte
indivisible de la Humanidad, a la que sólo podemos acercarnos desde la
Dignidad.
La prepotencia de quien pretende
Amnistiar a quien pregona la división, quien usa la riqueza ajena para
conseguir el poder, el controlar un rebaño, separado del resto y encerrado en
su redil, en lugar de pastar y recorrer libremente los extensos campos de la
Tierra, que nos pertenece a todos por igual.
Es la Indignidad la que nos lleva a la
separación, a la falta de respeto por los demás, a la no aceptación de los
diferentes a nuestra perfección, a cualquier persona o sociedad que difiera con
la nuestra.
Porque la Dignidad sólo entiende de
una Humanidad, donde está incluido cuanto existe en la Tierra, cuanto existe en
el Universo, respetando su Uniqueidad, aceptando que todo es diferente, y por
tanto parte de la Igualdad.
Vender la Dignidad, violar la Justicia
pretendiendo que no se ha consumado su violación, hacer creer a los demás que
no necesitan arrepentirse y cambiar su prepotencia, su corrupción, su abuso y
violación de los indefensos, para llegar al Poder de controlar al pueblo por su
cobardía y renuncia a su Dignidad, es algo peor que una Dictadura, donde sabes
que quien te manda es un dictador.
Pero quien vende la Dignidad de un
pueblo, por un plato de lentejas, puede Amnistiar a todos aquellos que han
preparado el manjar, pero desde su Indignidad: ¿Quién puede Amnistiarle a él?,
que no sabe que ha vendido su alma, por un plato de lentejas que no podrá
comer, pues está lleno de su Indignidad.
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