La confrontación, la pelea, que nos
escuchen, que nos den la importancia que no sabemos darnos, la guerra, la
muerte, la indignación, pero siempre el enfrentamiento de dos opiniones que no
aceptan la contraria, que finalmente están obligadas al armisticio y a ceder
ambos o imponer su poder una parte.
Vivimos mirando el Universo a nuestro
alrededor, viendo los bosques, las plantas, el agua, las rocas, los animales,
los peces y cuanto convive en el Universo con nosotros, que no hacen el
ridículo pidiendo Igualdad, en un Universo donde no hay dos Individualidades
iguales.
Cada mujer es diferente entre sí, cada
mujer es diferente hoy que mañana, por la mañana que por la tarde, en una
situación que en otra.
Pero salimos durante años,
generaciones pidiendo Igualdad, pidiendo unos Derechos que obviamente quien los
recibe, es porque alguien ha renunciado a parte de los suyos. Porque en el
Universo, no sucede que haya hambre porque unos coman más que otros, sino
porque unos usan más de lo que necesitan y el equilibrio Universal, dice que
queda menos de lo necesario para otros.
Pero no es una cuestión de Derechos,
es un problema de egoísmo, de Indignidad, de ambición, de abuso y violación de
nuestra propia humanidad, de nuestra propia Dignidad que establece como
equilibrio la Injusticia.
Los Derechos de la mujer no dependen
de ser como los hombres, ni de tener los mismos Derechos, pues el equilibrio
depende del momento y la situación, que determina lo mejor y más necesario en
ese momento.
Repartir el trabajo en casa, el
trabajo fuera, la responsabilidad del tiempo dedicado a los hijos, los cargos
en las empresas, y exigir a la ciencia que el hombre se quede embarazado un día
y el siguiente la mujer, para alcanzar la igualdad, es la búsqueda de la
Irresponsabilidad, que creemos que será menos pesada si la dividamos en cada
unidad por la mitad.
Comer en casa, y tener que dividir
cada grano de arroz, cada lenteja, garbanzo, en tantas partes como comensales
somos. No sería tan complicado como compartir el café, que tendríamos que dividir
las gotas, o incluso individualidades más pequeñas. Eso llevaría siempre a que
alguien tuviese más que los demás. Y que sería una Injusticia que tuviésemos lo
mismo si unos necesitan más que otros.
La Vida nos ha mostrado desde antes de
que apareciésemos en la Tierra, que la Justicia no es tener lo mismo, que la
Justicia no depende de Derechos, Leyes o Igualdad, sino del Respeto y la
Dignidad, de hacer las cosas quien esté en mejor posición de hacerlo y
compartir la Vida, no los instantes, hacer todo lo que podemos, dedicarnos a
hacer nuestra función y agradecer lo que recibimos de los demás, respetándolos,
no porque nos lo han dicho, enseñado o porque es necesario o nos obliga la Ley,
sino porque no son necesarios los Derechos, ni las Leyes, para conservar no
nuestras diferencias, sino el ser únicos siendo una Igualdad.
La igualdad, nace precisamente del
Respeto y la Dignidad, no de ser iguales, ni de Derechos y de hacer lo mismo
repartido. Es de la Diferencia de donde nace la Igualdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario