Algo que está presente en todo, que no
puede ser ignorado, que está en cada pensamiento, en cada paso, en cada
respiración o latido del corazón, nosotros lo ignoramos en nuestras creencias y
ciencia.
Nosotros conocemos la dualidad,
conocemos que hay opuesto a todo, pero nuestra vida se basa en el Yin y el
Yang, como unidades individuales, que son mitades de cosas o individualidades, existentes
en la diversidad.
Todas las religiones tienen el
bien-mal, Dios-creación, nuestras filosofías son verdaderas y falsas, unas
oponiéndose a la nuestra que es la verdadera, en la convivencia mezclamos todo,
lo que nos gusta, pero es malo, lo que deseamos, pero nunca tendremos, lo que
deseamos ser, pero sin movernos o esforzarnos por conseguirlo, vivimos en lo
que deseamos ser, rechazando lo que somos. Pero afortunadamente la culpa es de
los demás.
Olvidamos, que si iluminamos todo
desde todos los ángulos y erradicamos las sombras, perdemos la perspectiva en
nuestra visión y procesamiento del cerebro. Que nuestra percepción del Universo
depende de que existan el Yin y el Yang.
Que estos no existen realmente en sí
mismos, sólo pueden cobrar existencia si son mitades de una misma
individualidad observada por algo externo, que es el origen de la trinidad en
la dualidad.
La Dualidad sólo es posible de conocer
su existencia, desde un tercer punto.
Hemos tratado de alcanzar el
conocimiento, lo que ha aumentado al mismo tiempo, nuestra ignorancia. Al agrandar
una mitad, no es posible conseguirlo sin aumentar la otra. “Cuanto más sé, más
consciente soy de lo Infinito que ignoro”.
Hemos tratado de eliminar el mal, para
vivir en el bien, la guerra para vivir en paz, lo desagradable para vivir en un
mundo bonito y agradable. Hemos tratado de erradicar el odio, la ambición, el
miedo, la Injusticia, la Indignidad, para ver cómo aumenta en nuestra sociedad,
en nuestra convivencia.
Lo hemos leído y escuchado tantas
veces, que deberíamos preguntarnos, qué impide que escuchemos, que pensemos,
que seamos capaces de aceptar la responsabilidad de nuestro entendimiento. Las
mitades no son separables, pertenecen y existen siempre que sea una
Individualidad, divididas y separadas, sólo se transmutan en dos mitades,
nuevamente, eternamente, en el infinito.
Hay dos mitades en todo: El Todo y la
partes, el Todo y la Nada, lleno y vacío, luz y oscuridad, bien y mal, macho y
hembra. Cuando tratamos de que una mitad sea erradicada, el resultado es la
desaparición de la otra mitad. Cuando las separamos, cada mitad se transforma
en individualidad, que contiene: Mitad Yin, mitad Yang.
El Tao existe como Verdadero, mientras
no hay algo que lo perciba, que lo conozca, que sepa de Él. Cuando esto sucede,
el Tao percibido, conocido, no es el Tao Verdadero y Eterno.
Porque la Eternidad existe fuera del
tiempo, su medida es el Ahora. Porque lo Infinito existe fuera del espacio, su
medida es el Aquí. Pero el Ahora y el Aquí, son inexistentes, Innombrables,
porque están llenos de Eternidad y Aquí. No hay nada externo o interno, que
pueda percibirlo.
Incluso en el tiempo, cuando hablamos
de ahora, no es posible que tenga tiempo, siendo el espacio, sin espacio, que
hay entre el pasado y el futuro. En el espacio, el aquí, no depende de un
lugar, sino de que es lo que somos, lo que ocupamos, lo que existe en el Aquí,
que no puede ser ocupado, por lo que trasciende el concepto de espacio que
tenemos, porque no es sólo ocuparlo sino serlo, lo que lo transforma en Aquí
con mayúscula.
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