La respuesta sería simple: Un número
Infinito de preguntas más una.
Debiendo responder todas las preguntas
más una, todas correctamente, a pesar de que la última respuesta daría origen a
una nueva pregunta, que originaría una nueva respuesta.
Como Infinito, no puede haber un
límite a preguntas o respuestas, pues dejaría de ser Infinito, siempre quedará
al menos una más, que lo haría realmente Infinito.
Según la ciencia, el Universo se sigue
expandiendo, lo que debería señalar que hay espacio, más allá del Universo que
está Vacío, que se va llenando conforme se expande el Universo.
Pero el espacio, realmente no existe,
sólo existe al ser ocupado por algo. Lo que existe siendo realmente Infinito,
es el Vacío, que se convierte en espacio, según se va expandiendo el Universo,
que por tanto y al tener la posibilidad de expandirse no sería Infinito, sino
tendente a ello. Lo que sí debería ser Infinito sería el Vacío, ese que según
el mismo Shakyamuni, lo establece fuera de la Gran Duda, al declarar que es la
Naturaleza Original de cuanto potencialmente pueda existir. O quizás que la
Gran Duda es el propio Vacío que puede llenarse de preguntas y respuestas, sin
que haya o pueda existir una que sea la última.
¿Cuántas definiciones o respuestas,
habría que hacer para conocer a Dios?, ¿Cuántas teorías y nombres, deberíamos
crear y darle para acercarnos a definirlo y conocer su Nombre?
Porque por más preguntas y respuestas,
por más dudas que resolvamos, siempre quedará una última: ¿Quién y qué soy yo,
como individualidad y como parte de ese Uno o Todo?
Es quizás, lo que no podemos responder
o encontrar en nuestras dudas, lo que nos ha traído a considerar a Dios como
una Entidad, un Espíritu, que convive con un Universo, que no sabemos preguntar
o responder la relación que existe entre ambos, al considerar que ambos son
Infinitos. Uno sin Origen o Final, el otro con un origen, en un punto de Dios,
que ha evolucionado por sí mismo, hasta ser algo originado por Dios, pero
diferente a Él, por ser finito.
Los hindúes establecieron que el
Universo, aparecía y desaparecía, en la expiración y la inspiración de Brahma.
Por lo que realmente era parte de su vivir, y manifestación por tanto de su
Eternidad. El Universo se manifestaba, y se retraía en su interior, no
desapareciendo realmente y siendo por tanto eterno, al renacer una y otra vez,
con la respiración armónica de Brahma.
Nosotros hemos llegado a la
conclusión, de que existe Dios y nosotros, que somos algo que puede retornar a
Él, o desaparecer eternamente en los infiernos, fuera de su Gracia.
Por supuesto nos queda responder la
última pregunta: ¿Quién y qué, soy yo entonces?
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