Sólo nosotros tenemos dudas de lo que
somos, sólo nosotros tratamos de conocer con nuestra mente lo que las cosas
son.
Viendo el poder de Dios o incluso de
los dioses, hemos soñado con ser igual que ellos: Comiendo manzanas o robando
el fuego, rebelándonos o aliándonos con su mitad Yin.
Dice el budismo, que Todo está
señalado por la Naturaleza de la Impermanencia. Que nada escapa al cambio continuo
de cada ahora. Algo que nos señalaría, que lo único que podría permanecer
constante e igual, sería la Naturaleza de Impermanencia.
Nacemos de unas pequeñas células, que
crecen durante meses, pasando de ser dos a ser una. Cuando tenemos un trozo de
madera, podemos crear fuego o tallarla, dejarla como está o si es madera verde,
sembrarla para obtener una nueva planta, que dará el mismo fruto que el árbol
de donde partió.
Obviamente, sabemos que si no tenemos
nada con lo que crear, no podemos crear nada. Y que si fuésemos nada, independientemente
del resto de existencia, no podríamos crear nada.
Es la base de nuestra filosofía, que
nos ha traído hasta donde estamos, siendo lo que hemos creado con nuestra
existencia. De la Nada, nada puede ser creado, nos olvidamos, que tenemos que
ser algo, para percibir esa Nada, que obviamente ocupamos un espacio, lugar y
tiempo, que no puede ser ocupado por algo diferente.
Nuestra filosofía, necesita un Dios
que puede crear de la Nada, pues tendría que ser un Dios que no fuese la Vida,
que no fuese materia o que no fuese la Creación, para poder ser su Creador. Si
estaba antes del Principio y seguirá después del final, Nada podrá decirle que
es algo, menos aún que es Dios.
Ese Yin y ese Yang, que son las
mitades de la misma individualidad o Individualidad, nos debería explicar y
hacernos conscientes de que sin cara, desaparece el culo, que sin Dios
desaparece la Creación, y sin embargo tendríamos que existir nosotros para
percibir lo que está sucediendo, lo que hay o deja de haber, y que las cosas
reciban un nombre.
Un nombre originado por nuestra duda,
de nuestro deseo de ser como Dios. Que sumido en la Ignorancia de la Sabiduría,
se dedica a ser Dios, sin preguntas, sin dudas, sin realmente necesitar
responderse qué o quién es.
Cuando existe el Uno, el Todo, lo
Absoluto, su mitad Yin, tiene que ser el Vacío, la Nada. No lo que consideramos
en nuestra equivocación que significa vacío o nada. Es precisamente lo que
llena el vació de la botella, lo que determina qué es: “Botella de …”, que
seamos en apariencia una persona, animal, planta o cosa, es precisamente lo que
llena el Vacío de la Vida, de Dios que estamos ocupando.
Ser impermanentes, significa que
nuestra otra mitad, permanece sin cambio. Ser temporal, significa que nuestra
mitad permanece eternamente, pero lo verdaderamente importante, no es que
seamos dos mitades, sino que estas nunca pueden separarse, porque es la única
opción de ser Uno y no uno.
Cuando nuestras mitades están
separadas, son un espermatozoide y un óvulo, uno y uno, para ser Uno, tienen
que dejar de ser mitades separadas.
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