No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 26 de septiembre de 2024

NADIE

           Durante los años que he practicado la reflexología podal, una de las preguntas que le he hecho a bastantes personas que han venido a consulta, ha sido, si: “Han ido a visitar a alguien sin avisarle, y al llegar han encontrado que no había nadie”, otras veces o ante algunas respuestas, les he preguntado, si: “No les gusta entrar a tomar algo en un bar donde ven que no hay nadie”.

          Son preguntas simples que a veces nos señalan errores al contemplar la Vida y sobre todo dónde está nuestra autoestima.

          Obviamente al mirar y ver lo que nos rodea, podemos estar en un lugar solitario donde no hay nadie, al igual que al llamar a una puerta, encontramos que no hay nadie, nuestro amigo o familiar, ha salido. Algo que obviamente puede sucedernos también, si avisamos que vamos a ir.

          Cuando me han preguntado ellos a mí, mi respuesta siempre ha sido que suelo ir muchas veces sin avisar, pero que nunca he encontrado que no hubiese nadie. En la argumentación, la explicación ha sido, que: “Cómo puede no haber nadie, si estoy llamando. O que, si yo entro en el bar, aparte del camarero o camareros, estaré yo, por lo que el bar no está vacío”.

          Al mirar el Universo, la sociedad, nuestras vidas, siempre tenemos automatismos desarrollados al vivir. Muchas veces nos acostumbramos tanto a mirar fuera, que olvidamos nuestra compañía incondicional, la única que nunca nos dejará ni realmente se sentirá incómoda, si nosotros no desarrollamos ese sentimiento.

          Estar con nosotros mismos, encontrando felicidad y satisfacción en ello, permitiendo que entre cualquier persona, pues seguiremos estando acompañados por nosotros mismos y esa felicidad que podemos sentir, al amarnos y respetarnos, será compartida, incluso si la otra persona no nos gusta.

          Estos automatismos, nos llevan muchas veces a encontrar vacío solamente cuando no hay algo que percibimos como presencia, porque somos nosotros mismos el vacío que sentimos. Otras veces, nos llenamos tanto de nosotros mismos que apenas observamos lo que hay fuera, es lo demás, sin importar o ser realmente aceptado, sólo lo percibimos como algo externo a nuestro propio universo.

          Ambas actitudes, son el mucho y el poco, siempre manifestando un desequilibrio. La autoestima, la compañía de uno mismo, nos pueden traer la felicidad, pero para vivirla, hay que compartirla y entregarla a cuanto nos rodea, que no es el fuera y tampoco el dentro, que nos obliga a crear una separación.

          El Yin y el Yang, son las dos mitades opuestas de una misma individualidad, pero ser opuestas es la una en relación a la otra, en la realidad no hay mitades, ni Yin o Yang y tampoco oposición.

          Pero la Individualidad, no puede percibirse a Sí misma, ninguna de ellas. Puede percibir sus partes, para lo que necesita la existencia dual. La percepción del Universo, de las partes, depende exclusivamente de nosotros, que somos los que le damos nombres y decidimos lo que son y cómo funcionan desde nuestra percepción.

          Pero cada individualidad es el SER, ser lo que está siendo en el Ahora de la Eternidad, no sabe lo que es, no sabe lo que son el resto de las partes, ni puede percibirlas cuando existe como Individualidad Absoluta, si es que aceptamos que la Vida, Dios, la Existencia y todo cuanto consideramos Eterno, es Uno.

          Afortunadamente, la Eternidad sólo puede existir en el Ahora, nacer y morir simultáneamente en cada ahora, donde realmente no hay donde ir, donde llamar o encontrar compañía, cuando realmente hay Nadie. Si llamamos o estamos en un lugar vacío, siempre estoy yo.



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