Al final seguimos la letra, las
palabras y especialmente, las explicaciones que nuestro amo nos da de su
significado.
Nos cuesta hacernos responsables de
nosotros mismos y nuestras vidas. Tratamos de que alguien cargue con la
responsabilidad de lo que somos y hacemos. Por lo que creemos innecesario, ser
los responsables de lo que entendemos en las palabras y en qué tipo de acción y
meta, las ponemos a vivir.
Nos olvidamos que hay muchas
explicaciones en las filosofías y en las religiones, pero la Verdad no está en
lo que nos explican, sino en el entendimiento correcto de lo que está oculto en
las palabras y no puede expresarse con ellas: El lugar donde debe señalar
nuestro dedo y no necesitar ver lo que estamos señalando.
Negamos las religiones, porque o es
difícil de hacer lo que nos dicen o creemos que nuestra libertad está por
encima de un Dios al que no vemos. Por lo que es más fácil seguir al político
de turno, al poder o el dinero, que sí vemos y podemos ser agraciados con los
frutos de la corrupción.
Pero inexplicablemente, seguimos
llamándolos: Políticos o servidores públicos, personas que han logrado el poder
o la abundancia abusando y violando los Derechos de los indefensos,
impasiblemente, a nosotros mismos nos llamamos seres humanos.
A otros los llamamos filósofos, y
cuando encontramos a uno que es capaz de decirnos lo que tenemos que pensar y
ver en la Vida, negamos a los demás al poder seguir a un solo maestro, además
hace que nos sea innecesario entender lo que dice, al ser suficiente con
memorizarlo.
Hay a veces, frases incluidas en los
relatos, en los libros que nos pasan inadvertidas. Jesús dijo que: El Padre,
Dios, el Origen anterior al Principio y él, eran Uno.
Nosotros nos conformamos con esperar
un día al año y celebrar que Jesús, al parecer nació en Belén ese día, que por
otro lado probablemente nadie sepa realmente en qué día nació, y que es lo
menos importante de su existencia o incluso si no ha existido realmente y sólo
son historias o una interpretación que alguien realizó, porque lo habían
profetizado.
Ser uno con algo, hace que desaparezca
el yo y el otro. Desaparece el tiempo pues no se puede ser en un momento y dejar
de ser en otro. Según dice Shakyamuni, el SER sólo puede existir en el Ahora
Eterno. Ser uno con ese Padre Universal, no es en un día concreto, sino serlo durante
toda la Eternidad, al menos es lo que entiendo que nos decía Jesús.
Cuando Shakyamuni, nos habla de Buda, dice
que tiene unas marcas, que es nuestra Naturaleza y que no solamente él era
Buda, sino que todo era Buda y Buda era Todo, de un Nirvana donde seríamos
felices y un montón de cosas, que luego cuando uno de sus discípulos le
pregunta, le dice: Que no existe Buda, que no hay marcas, que no hay
Iluminación y que tampoco hay Nirvana, y que por lo tanto él no había alcanzado
la Iluminación, el Nirvana, ni era, ni tenía las marcas de Buda.
Eso del Aquí y Ahora, son cosas del
budismo, donde al no haber espacio que sea aquí, por ser la Nada y el Infinito,
iguales para el Aquí. Y al no existir el tiempo, cuando hablamos del Ahora,
porque es un tiempo entre el pasado y el futuro, por lo que no puede ser
ninguno de ellos.
Sin tiempo ni espacio, desaparece el
año nuevo y desaparece que alguien esté naciendo en un día concreto. Cada Ahora
comienza y termina el año, cada Aquí, es el único lugar donde nace la Vida en
cada ahora.
Nosotros hemos entendido que si
celebramos uno o varios días el nacimiento de un Dios de Amor, que no puede
nacer en ningún lugar que no sea Ser Uno con nosotros, nos permite dedicarnos a
destruir la sociedad y su Humanidad, careciendo e impidiendo que nazca el Amor.
Esperando que el año viejo desaparezca
con todos nuestros errores y que nazca uno nuevo para poder repetirlos.
Obviamente el nacimiento de Dios, es
en cada ahora, y no en Belén sino en cada una de las formas de vida. El año
comienza y termina en cada ahora, no conservando lo que hacemos, sino sus
resultados, por lo que hay que cuidarlo, celebrarlo y hacer lo correcto comenzando
a crear Amor.