De esa mente, han nacido filosofías y
religiones, que nos han dado innumerables visiones de lo que somos y la función
que nuestra manifestación tiene encomendada en el Universo, no de ese del que
somos una parte, sino del que nuestra mente lógica ha encontrado y establecido
como realidad probable.
Nuestra razón, ha tratado de explicar
las experiencias y vivencias de nuestra manifestación en la forma, en la
materia, tratando de encontrar lo que somos y la relación que tenemos con el
universo que contemplamos.
Desde la imposibilidad de comunicarnos
con ese Universo, hemos creado mundos paralelos o de diferente nivel de
vibración que permite la existencia de mundos casi separados donde viven la mente,
las almas, los espíritus y las entidades que desaparecen de este mundo y que
viven como espíritus en otro que de alguna manera se comunica con el nuestro en
determinadas circunstancias y condiciones.
Por ello hablamos y escribimos acerca
de yoes que tras morir, vienen a comunicarse con nosotros. Algo, que no impide
que neguemos la transmigración de las almas o la eternidad de cada yo
individual o al menos de algunos.
Siendo, que consideramos y pensamos en
una Vida Eterna, en un Universo Infinito y un Dios sin principio o final. Es complicado
encontrar explicaciones a que el Uno, sea al menos Dos y siempre necesitemos
una Trinidad para explicar lo que es Uno.
Una Eternidad que está sumergida o
necesitada de la muerte. Un Sin Principio, que comenzó con una Creación, para
la que no había materiales y que algunas filosofías explican con una Creación
Mental, sin existencia real y por tanto creada sin materia, pero que
necesariamente necesitaría una energía, que sólo el Uno o Absoluto podría
aportar.
Obviamente, si hay algo que perciba a
ese Uno, tendría que ser algo fuera de ese Uno, por tanto, tendría que haber al
menos dos. Nosotros somos conscientes de nuestras partes, pero solamente cuando
pensamos en ellas las percibimos, todas funcionan de forma independiente, pero
al servicio de la Individualidad, sin percibirla o tener conocimiento de ella.
La mente, las emociones, son
evolucionadas desde la dualidad, por la percepción de separación con otras
individualidades y la relación con ellas. En la Individualidad del Uno, sólo es
necesaria una Consciencia que no es consciente de separación o de lo que
percibe, al menos no puede percibir algo separado de ella.
Hablamos de espíritus, de entidades
que murieron y vienen a recordarnos, enseñarnos o ayudarnos, algo que significaría
que nuestro yo, continúa existiendo tras la disgregación del cuerpo físico en
sus componentes. Bien sea como alma o como espíritu, su continuidad como
individualidad existiendo fuera del tiempo, sería como si nuestras células,
siguieran existiendo sin el cuerpo, recopilando información y transmitiendo a
un cuerpo inexistente, lo que encuentra para que siga evolucionando en su
conocimiento.
Es difícil, establecer la Existencia,
cómo evoluciona y sobre todo cómo se manifiesta. La lógica señala, que si según
las filosofías, al renacer olvidamos las vidas pasadas, para poder existir
libremente en el nuevo yo, significaría que lo que vive en la Eternidad sería
el ego.
La lógica, al menos la mía, señala
hacia una Vida, un Uno, un Dios, que recibe la información de su manifestación
en la Dualidad sin separación o de sus partes, de una forma Inconsciente. Que
esa Información está al alcance de cualquier individualidad o parte, que tenga
la capacidad de saber interpretarla y otras veces la información nos llega,
cuando dejamos de bloquearla desde la mente consciente manejada por el ego.
Siendo por ello que es en el sueño o
en momentos de relajación cuando olvidamos el yo, cuando intuitivamente podemos
aprender de ella. Pero es esa Vida, ese Uno, ese Dios, quien almacena o recibe
la Información de las vivencias de todas sus partes, como individualidad y como
partes de una individualidad.
Es al menos lo que yo considero que
podría ser esa Biblioteca Acásica, donde se almacena todo el conocimiento
adquirido no sólo por nosotros, sino por el Universo en su manifestación.
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