Nunca preparé nada de lo que iba a
hablar, no llevaba apuntes o libros, a veces sabía el tema del que tenía que
hablar otras lo desconocía y me lo comunicaban cuando íbamos a comenzar.
A veces he ido a la radio, para hablar
o debatir de un tema, al llegar simplemente me comunicaban que las otras
personas no habían podido ir o simplemente habían cambiado el formato y se
trataba de un debate o de un tema, elegido por los otros participantes.
Llevaban libros, apuntes y sus temas
preparados, a mí me preguntaban si deseaba participar, a lo que siempre
respondí que sí.
He hablado en sitios, y una vez
transcurrido un tiempo, he dicho que el enfoque o punto desde el que estaba
mirando para desarrollar el tema, necesitaría mucho más tiempo del que teníamos
y sería muy complicado. Por lo que simplemente he enfocado el tema desde otro
punto y lo he desarrollado, pasando a continuación a las preguntas, que es la
parte que siempre me gustó.
Recuerdo un grupo que me había
invitado a hablarles en una reunión, y tras pasar la tarde hablando, comiendo y
bebiendo, dijeron que nos sentáramos y que podía pagar lo que había comido con
mis palabras.
Lo primero que les dije fue: “De qué o
de qué tema, queréis que os hable”.
Me miraron sorprendidos, pues durante
años habían invitado a personas que les hablaban de un tema que llevaban
preparado, sorprendiéndoles que yo les preguntase a ellos en qué tenían
interés.
No llevaba nada preparado, sin apuntes
o libros acerca de los que desarrollar un tema, fueron ellos los que se
pusieron de acuerdo acerca de lo que querían que les hablase.
Cuando escribo, es parecido, por mucho
que haya dado vueltas a un planteamiento, generalmente lo que escribo suele ser
diferente, pues al enfocarlo desde un punto, simplemente hay que seguir mirando
desde él.
La mayoría de las veces mezclamos o
confundimos, al unir puntos de vista desde lo dual, con visiones del mismo tema
desde lo Absoluto.
Como simplifico a veces, al mirar a
alguien, podemos ver: Su cabeza en la parte de la coronilla desde arriba, su
culo desde atrás, su cara desde el frente, los laterales desde los lados,
incluso la suela de los zapatos desde abajo.
No deja de ser la misma persona, pero
si olvidamos que es sólo la visión desde un punto concreto, creeremos que las
personas son diferentes al cambiar el punto de visión.
Nuestra filosofía en general, trata de
separar las visiones, no trata de conservar la ignorancia de saber lo que
vemos, por muchos puntos desde los que hayamos mirado. Por eso al final nos
falta la realidad necesaria para aceptar que las cosas, las individualidades
son lo que son.
No solamente es imposible poner un número
infinito de visiones, para saber lo que algo es. Nada puede ser realmente
conocido si no es en unión del resto de sus partes Universales. Tampoco sería
posible mirar desde varios puntos en un mismo Ahora, y para saber lo que es lo
observado, siempre sobrará el observador.
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