Hemos creado religiones que han ido
describiendo este Universo en el que queremos existir, sin darnos cuenta que
sólo podemos existir en la Realidad de un Ahora, que no puede ser explicado,
pues sólo puede manifestarse fuera del tiempo y del espacio, que no puede ser
pensado u observado, pues su manifestación es como Uno, como Individualidad.
El que nosotros en la diversidad,
veamos, observemos o pensemos que las individualidades están compuestas de
partes, siendo esto lo que estudiamos para entender las infinitas individualidades
que nos rodean. Hemos olvidado y no tenido en cuenta es: que llamamos individualidad
a un Todo, y que al final todas las individualidades, incluso siendo un número
infinito, sólo puede manifestarse como una sola Individualidad.
Esa Individualidad, en la que no puede
existir una individualidad separada de Ella, que carece de mitades separadas, que
desconoce la existencia propia o de otras individualidades, es lo que hemos
llamado Dios y hemos tratado de explicar en las diferentes religiones. Explicando
nuestra relación con esa divinidad en filosofías que han tratado de analizar,
cómo se relacionan las partes de esa Divinidad y las de nuestra manifestación
como mitad separada.
Nuestra mitad, es la creación de la
mitad Dios. Lo que no hemos llegado a entender, que debido a la separación cada
mitad está creando la otra, no en la realidad sino en nuestro entendimiento y
manifestación de convivencia.
Tuvimos unos dioses que nos
controlaban y que nos enfrentaban, para al final, entrar en guerras ellos
mismos, al querer establecer no solamente cómo debíamos vivir, sino cómo tenían
que relacionarse y controlar nuestra existencia.
Al crear un solo Dios, este tuvo que
ser nuestro Creador en un Universo que tuvo que crear separado del Suyo en el
que teníamos que adorarle y servirle, si queríamos vivir y existir un día en Su
mundo, retornando a vivir en un mismo hogar, en habitaciones separadas.
Lo que no hemos llegado a entender, es
lo que durante miles de años, nos han explicado aquellos que dicen hablar con
Dios, que ha sido escrito en libros que de alguna manera, pensamos que debemos
cumplir la letra de lo escrito, a pesar de ser creados libres y tener la
Libertad como Naturaleza. Algo que no puede establecerse de forma diferente,
teniendo en cuenta que el Dios Único tiene por Naturaleza el Amor.
El Amor es la pérdida del yo propio,
lo que hace que desaparezca el tú o demás. Es el nacimiento de la Unidad como
individualidad, en la que no hay partes. La pareja es Una Individualidad, la
familia es Una Individualidad, la Humanidad es Una Individualidad, como lo es
el Universo, como lo es Dios.
Las religiones nos hablan de ello,
pero lo que hemos entendido es que hay que destruir a la otra mitad, porque
Dios o nuestro Yo real, sólo pueden ser llamados por el nombre que le hemos
dado.
Destruir una mitad de cualquier Todo,
implica la destrucción de la otra mitad. Cuando tratamos de destruir el Mal,
estamos destruyendo el Bien, pues ninguna individualidad, puede carecer de dos
mitades opuestas.
Podemos usar las manos mientras los
pies están inactivos o parados, pero si destruimos los pies las manos tendrán
que aprender a caminar.
Como Todo, lo que la Religión nos
enseña es que cualquier daño, abuso, bien, ayuda, amor u odio que damos o
realizamos, nos lo damos o hacemos a nosotros mismos, y tarde o temprano,
seremos sus receptores.
Amar al prójimo como a nosotros mismos
o amar nuestra Unidad o manifestación, es simplemente el recordatorio de que
somos una Individualidad. El leerlo o entenderlo no es suficiente, pues es lo
que alguien ha dicho o pensado, incluso puede haberlo vivido, pero solamente la
comida que nuestra individualidad come, nos permite servir a la Individualidad
en la que pensamos estar integrados.
Solamente nuestra manifestación como
Amor, permite que Dios viva y que el Universo sea nuestro Hijo amado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario