Cuando nos hicimos sedentarios, la mayoría nos seguimos peleando, no sé si porque teníamos sed de pelea o de viajar por los mundos desconocidos de Dios.
Cuando progresamos y nos dedicamos a
descubrir nuevas tierras, llevados por el hambre en nuestro lugar de origen,
nos dedicamos a matar o asesinar a los lugareños para apoderarnos de lo que
había, según dicen los indios americanos, los aborígenes australianos o los
maoríes que exterminaron a los aborígenes de Nueva Zelanda.
Esto es la historia reciente más o
menos, si mirásemos en nuestra historia antigua, encontraríamos más o menos lo
mismo. Cuando no, pues nos dedicábamos a darles el trabajo de esclavos.
Hoy nuestro aprendizaje, nos ha traído
a que la migración tiene los dos lados: Los migrantes quieren conseguir lo que
no tienen en su lugar de origen, los aborígenes del lugar, quieren que los
migrantes sirvan para hacer lo que ellos no quieren hacer y que además cobren
poco, pues es justo darles salarios iguales a los que recibían en sus países.
La pobreza lleva a la picaresca según la
literatura, a la delincuencia y al abuso de los pobres, que responde al abuso
de los poderosos y que en general lo consuman con los que luchan por un salario
o con los débiles.
En general nos ha quedado por
aprender: Que cuando estamos en casa ajena, debemos comportarnos según las
costumbres del casero, sea amigo o no, que si nos agrupamos en grupos o
manadas, al sentir morriña de nuestra tierra:
Hay grupos que nos enseñan costumbres
de otros países, otros, son mafias, delincuentes y abusadores. Desgraciadamente
no hay grandes diferencias con los nacionales, que nos dedicamos a criticar y
no dejar vivir a los demás, cuando no abusamos de ellos.
Desconozco cuánto tiempo más,
necesitaremos para aprender a convivir en la Tierra, para prender de las
diferencias, a viajar para aprender y conocer otros lugares, y en lugar de
colaborar al deterioro de la convivencia, respetemos las costumbres, al país y
a los ciudadanos que nos acoge, colaborando a mejorar la convivencia y a hacer
que el respeto por los demás, lleve a una convivencia en paz y a que no
tengamos que abandonar nuestros hogares, por la pobreza y los abusos que
inundan nuestras vidas.
Recordando lo que hemos sufrido en
nuestra propia casa, aprender a respetar a los demás, ayudándoles a que aprendan
también a respetarse y a respetarnos, para conseguir convivir como personas y
respetarnos como seres humanos.
Es el camino que nos debe llevar, no
sólo a respetar nuestro hogar sino los ajenos también. El respeto es antídoto
del abuso y la violación, si hay respeto incluso la pobreza, la delincuencia,
el abuso y la violación se extinguirían.
Saludos Maestro, tan claro como el agua del charco cuando no metemos nuestras manos. A menos que sea necesidad urgente.
ResponderEliminar