La incoherencia de un Dios o Vida
Infinitas, o Absoluto, sin principio o final, de las religiones y filosofías
occidentales, coexistiendo con un Universo que nace de algo que necesariamente
tiene que existir, porque: “Nada nace de la Nada”, con lo que Dios crea el
Universo o en lo que la Vida se manifiesta.
Contrasta con un Buda, por ejemplo,
cuya Naturaleza es el Vacío y el Amor o Compasión. Donde no solamente el Buda
es todo, sino que todo es Buda.
Un Vacío, cuya Aceptación a ser
ocupado por todo cuanto tenga existencia y su SER sea lo que contiene, ofrece
la solución a una ley de dualidad representada por el Yin y el Yang, como
mitades de cualquier individualidad que incluye lo Absoluto: Vacío-Plenitud,
como Uno de mitades indiferenciadas, donde cada mitad, es convertida por el
Amor en la contraria u opuesta. “Todo es Vacío, el Vacío es Todo”.
La pregunta de los discípulos suele
ser: “Si soy Buda, por qué tanto esfuerzo y sacrificio, para realizarlo”. Horas
de Meditación, de tratar de convertirnos en el Ahora Eterno, para convencernos
de que somos Buda y que no hay separación o diferencia entre Él y nosotros.
Obviamente, si tenemos una cocina que
no calienta y no sirve para cocinar, no teniendo otra alternativa que cocinar
con ella, necesitaremos encontrar una solución, por ejemplo: “Ser Vacío que sirve
de alimento a cuanto se manifiesta en él, dándole existencia y convertirnos en
lo que alimentamos”. Lo que nos convierte en cocina.
Decimos que somos seres humanos, pero
necesitaremos un gran esfuerzo y sacrificio de nuestro ego, para poder
manifestarnos como tal.
Es el mismo conflicto que tenemos con
manifestar al Buda que somos, hemos llenado nuestro Vacío de ego, ambición,
confrontación con todo lo demás. Algo que impide que podamos acoger a toda la
Existencia manifestando y convirtiéndonos en Amor.
El Ser, nunca puede ser una entidad,
no puede tener nombre, porque ser nosotros y llenarnos de lo que creemos ser, impide
que nazca el Amor, que acoge a la Vida Infinita y su manifestación o a ese Dios
Infinito del que hablamos en nuestras religiones y filosofías.
Es por lo que tiene que existir una
Nada Infinita, que acoja a ese Dios a esa Vida y su Infinita manifestación, que
por Amor, se convierta en lo que la llena.
Este al menos, es el entendimiento que
acertadamente o equivocadamente me llenó, de lo que mi Maestro me habló de Buda
y del Vacío o Nada de su Naturaleza.
No existe una Nada que pueda ser
simbolizada por el cero, Ser Nada, es ser algo. Para poder acoger nuestra
Naturaleza de Buda, tenemos que vaciarnos de cuanto creemos ser, para poder ser
el Universo Infinito, el Buda Eterno o la propia Vida, Eterna e Infinita donde
cualquier existencia es acogida sin discriminación por el Amor.
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