Desconocemos si hubo en Dios un deseo
cuando decidió crear el Universo y cuanto Él contiene como individualidades. Lo
que dicen algunas de nuestras filosofías y religiones, es que nuestro deseo de
ser como el Creador nos expulsó de una existencia de paz y felicidad, llamada
Paraíso o en la casa de nuestro dios.
Hoy, no podemos pensar en una vida en
la que no estemos al servicio de nuestros deseos. Porque lo natural es, pensar
en un futuro mejor, sobre todo para nosotros, mientras hablamos y predicamos un
mundo mejor para todos.
Pero el deseo es siempre algo que es
inexistente, porque no lo tenemos, porque no lo hay o porque es un lugar donde
no existimos ahora. Deseamos cambiar el mundo, nuestra familia, nuestro entorno
y lo que somos, porque lo que hay no nos gusta o lo despreciamos como poco humano
o correcto.
Para
desear ser feliz y mantenernos dentro de la ilusión de serlo, nuestro esfuerzo
tiene que dirigirse a no ser felices, pues eso haría desaparecer nuestro estado
de ilusión y deseo de serlo.
El
deseo de paz, siempre nos ha llevado a la guerra para conseguirla. Pero es
incomprensible para nosotros, una existencia, sin desear un futuro mejor. Todo lo
que nos enseñan de niños es que ese debe ser nuestro estado natural: “El Deseo”.
El deseo, es algo imposible para la
Vida. La Vida sólo existe y ES en el Aquí y Ahora.
Durante años, he hablado a quienes
atiendo, de que alimentar correctamente lo que somos, consiste en: sentarse a
comer, masticar correctamente lo que tenemos en el plato, disfrutar de los
alimentos que ofrecen su vida para que nosotros mantengamos la nuestra, estar
sólo comiendo con todo nuestro ser y sobre todo, no morir envenenados por
tratar de conservar lo que no somos, para lo que es necesario permitir al
cuerpo cagar aquello que no hemos asimilado y convertido en nosotros, en
nuestra individualidad.
Para ser en un futuro lo que deseamos,
no hace falta el deseo, sino usar la energía que hemos recibido, correctamente.
En nuestro plato, lo único que podemos
alimentar es lo que somos en cada ahora. Lo que nos alimenta, es lo que es
manifestación del Universo y la Vida en ese ahora en el que estamos comiendo.
La correcta masticación, permite digerir el alimento fácilmente y asimilar el
máximo de lo que llega a nuestro estómago. Cagar el pasado, todo lo que no
asimilamos y transformamos en nuestra individualidad, sirve de alimento para
otras formas de vida, por lo que no ayudar y respetar al cuerpo, sólo hace que
lo que retenemos sea un veneno que nos impide vivir y sobre todo hacerlo en la
felicidad.
No respetar y amar lo que somos en ese
ahora, que es lo que alimentamos al vivir, para que llegue a manifestarse como
soñamos, es algo que nace del deseo de ser algo que la mayor parte de las
veces, implica no amar o despreciar lo que somos.
Cualquier sueño podemos convertirlo en
realidad, podemos ser aquello que soñamos, lo único que hay que hacer es
caminar en esa dirección, alimentando correctamente lo que somos, con todo
cuanto la Vida Es y manifiesta en el Ahora.
Siendo imprescindible el respeto por
lo que somos ahora, al ser lo único que tenemos para crear y hacer realidad lo
que soñamos. El alimento es nuestro vivir y lo que hacemos con cuanto nos
acompaña en lo que somos.
En el Amor, sólo existe el Uno, la
Individualidad: “Un Dios, una Vida, un Universo, una Individualidad y un
Infinito de Individualidades en cada una de Ellas”. Donde no existe un yo y por
tanto un tú o demás, donde al SER lo que ES, no hay cabida para la guerra o la
Infelicidad.
Todo ello nace del Deseo, que es
semilla de la Dualidad y de los opuestos. El deseo, sólo existe en la
insatisfacción de lo que somos o de lo que hay, o tratar de estar en lugar y
situación diferente a la que tenemos. “Algo imposible en el Aquí y Ahora, donde
sucede la existencia”.
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