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Yui Shin

lunes, 8 de septiembre de 2025

LA GUERRA

           El deseo, de un Espíritu Eterno e Infinito de manifestarse como Universo. La Unión en masas individuales del polvo o Esencia Infinita que llenaba todo, creó constelaciones e individualidades que llenaban de universos el Universo Uno.

          En una existencia, que, naciendo en el fondo del corazón de ese Todo, permanecía en el estado paradisiaco del Amor. Que, al crear el deseo produjo la semilla de su autodestrucción.

          Decimos que es la incipiente humanidad en su forma de potencialidad, la que crea el deseo de ser como Dios, ese Espíritu que deseó manifestarse como materia o forma en Universo. Siendo el deseo, el que impide la existencia en el Paraíso.

          Y es que el deseo, crea la insatisfacción con el ahora manifestado, tratando de cambiarlo en el que soñamos, no el que existe y es inmutable y permanente en la Eternidad.

          Es el deseo de existir en la paz, lo que crea de forma irremediable la guerra. La lucha por la paz, sólo puede ser la semilla de la insatisfacción que germinará en la destrucción de quienes ven algo de forma diferente a nosotros.

          Es la unión de esa Esencia en individualidades, la que al ser finitas, obliga a retornar a su origen de Esencia a esas constelaciones y universos de individualidades, para transformarse nuevamente en universos, constelaciones e individualidades, por toda una Eternidad, como manifestación de lo que hemos llamado Dios.

          Es el deseo de cambiar nuestra manifestación, el que creando nuestra insatisfacción con lo que somos, nos lleva a desear lo que hemos dejado de ver: Que somos Espíritu, en cuyo corazón sólo puede existir el Amor. Ese mismo amor, que al hacernos libres para poder elegir entre los opuestos, hace que elijamos lo que no somos, lo que no tenemos: Odio, insatisfacción, guerra, el olvido de la manifestación que somos como Individualidad, para expulsarnos del Paraíso siendo individualidad separada.

          El hecho de que para desear algo, lo importante e ineludible es no serlo o tenerlo, hace que el deseo de paz, simplemente dirija nuestro esfuerzo a vivir en guerra permanente, que es lo único que nos permite, seguir deseando la paz eternamente.

          La paz es posible, pero no es el Armagedón de Dios, ni su poder, ni los demás, ni el poder, lo que la conseguirá, sino nuestra propia determinación para manifestar esa paz en nosotros, fuera del deseo y del ego.  Lo que permitirá desde el Amor, crear aquello que somos y manifestarlo: Uno como Amor.

          El material para crear es nuestra Esencia, el lugar el Vacío, cuya existencia sólo puede estar en el aquí y ahora. Todo cuanto existe en ese ahora, es lo que podemos usar para crear la Eternidad de cada ahora, siendo lo que tenemos, el nacimiento de la semilla del deseo es totalmente innecesaria.

          Hay un número Infinito de posibilidades de lo que podemos crear, pero lo que podemos usar está limitado a lo que somos o tenemos ahora. Somos Vida, Felicidad, Creadores y siendo Uno, nuestra manifestación sólo puede darse desde la Paz del Amor.



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