Cada mañana, el Sol ilumina el
Universo, para que podamos ver lo que hacemos y recibir su energía. Sin embargo,
miramos en la oscuridad de nuestra propia sombra: “El ego”. Sólo hay algo que
no es iluminado por el Sol, el propio Sol, que no sabe de oscuridad, porque no
puede ver la sombra de lo que se interpone entre Él y el Infinito.
Cada tarde, el Sol nos deja descansar
y soñar, iluminando la otra mitad del Universo, que interrumpe su descanso y
sus sueños, para crear la realidad. No sin recordarnos que Él sigue dándonos su
luz, simplemente reflejándose en la Luna. Siendo consciente de que necesitamos
nuestros sueños, al iluminar la otra mitad, nos permite ver las estrellas, que
nos aseguran de que no importa en qué lugar del Universo estemos, siempre habrá
un Sol Iluminándonos.
La Iluminación del budismo, se asemeja
más a la del Sol, que a la que deseamos y buscamos, no hay algo que pueda
Iluminarse a sí mismo, pues todo y cada individualidad de la existencia del
Universo, somos estrellas. Tenemos la responsabilidad de iluminar el Universo, pero
no podemos percibir nuestra propia luz, tampoco Iluminar nuestro ego, nuestra
individualidad separada, pues lo único que podríamos hacer es reflejar la
oscuridad de nuestra propia sombra.
Alcanzar la Iluminación, reflejando la
Naturaleza de Buda que todos tenemos, no es Iluminar lo que somos, sino la
desaparición de la parte que mira nuestra propia sombra y sólo puede ver su
oscuridad.
Siendo entonces como el Sol, que
ilumina el Universo, sin poder iluminar su propia Iluminación, que como dice
Shakyamuni, está en la Realidad de nuestra propia Naturaleza, pues esa
Naturaleza Original que se alcanza, es la de Buda, algo que nunca podemos dejar
de ser.
Pero como el Sol, iluminándolo todo,
permite que interpongamos nuestro ego creando la oscuridad con su sombra y permite
nuestra libertad para descansar, soñar o aceptar la responsabilidad de ser los
creadores del Ahora, nuestra Naturaleza de Buda, nos permite la Libertad de
poder Iluminar el Universo, o sumergirnos en nuestra propia oscuridad, creada
por nuestro ego y sólo existente en nuestra manifestación.
Quizás por ello, en los Sutras, se nos
recuerda que cuanto nos rodea es Irreal. Pero al igual que la sombra que
producimos, no evita que el Sol siga iluminándolo todo, esta irrealidad no
evita nuestro sufrimiento en la existencia que percibimos, sin aceptar que
somos los creadores de nuestro sufrimiento.
El las Cuatro Nobles Verdades, nos
dicen que existe el sufrimiento, producido por la ignorancia de no saber lo que
somos. Que hay una salida de él, cuando sepamos manifestarnos en la Naturaleza
Original y manifestemos nuestra Realidad como Naturaleza de Buda: Siendo Buda y
siendo Uno con Todo cuanto es manifestado o inmanifestado en el Ahora Eterno.

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