LA TRISTE VIDA DE MI MEJOR AMIGO

          Pensando en las puestas de sol que he visto, los viajes a diversos países y que por España he realizado, los días de colegio, los amigos, las amigas, tantos momentos agradables y bonitos que ha habido en mi vida, aquellos días malos y los de enfermedad, las malas y buenas noticias, con las que me he emocionado, vivir y amar y tantas y tantas experiencias y vivencias que he disfrutado y con las cuales he podido aprender.

          Como decía pensaba en todo ello, en mi vida y no pude evitar acordarme de mi mejor amigo.

          Él nunca ha amado, nunca ha visto una puesta de sol, ni un amanecer, no ha podido disfrutar de la lluvia, el viento, el frío o el calor; no ha experimentado una salud buena, ni tan siquiera la enfermedad; no ha viajado, tan solo ha podido estar aquí y ni tan siquiera lo sabe; ¡triste, ¿verdad?!.

          Me entristece que no sepa nada de mí, tampoco de Él mismo, que no sepa ni tan siquiera que existe la vida, con sus penas y alegrías; que hay un planeta llamado tierra, un universo, y que desde la tierra pueden verse las estrellas.

          Mi mejor amigo no sabe que vive, ni tan siquiera puede morir, le he pedido muchas veces ayuda y no puede oírme; le he buscado y tropezándome continuamente con él, no he podido verle; continuamente me acompaña  y no ha podido estar conmigo, cuando he querido conocerle, cuanto más me esfuerzo, mayor es mi desconocimiento y menor la necesidad de conocerle.

          Sin haberle conocido o haber estado con él, toda mi vida y felicidad están en sus manos; manos que no tiene, ni puede tener.

          Solamente se, el nombre por  el que yo le conozco y que Él desconoce; le llamo con frecuencia, sabiendo que no puede escucharme y le tengo tal confianza, que mi vida es Él, no le importa cómo, ni qué soy, pero me acepta absolutamente, no puede verme ni saber que existo, pero su entrega a mí, también es absoluta.

          Qué triste debe de ser la absolutez, ser: todo, eterno, infinito, la Vida, el Amor y todas esas definiciones largas y la mayoría de las veces mal entendidas.

          Qué triste ser Alegría, sin poder vivir la tristeza, ser Dios sin poder saberlo ni ser conocido por nadie, porque Él Es lo que somos.      

          Qué triste es Ser Tristeza y por ello vivir en Alegría.