No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

jueves, 3 de octubre de 2013

MIRANDO EL TAO-1

1                           El Tao que puede ser nombrado no es el Tao eterno.
El nombre que puede ser pronunciado no es el nombre eterno.
Lo Innombrable es el principio del Cielo y la Tierra.
Lo Nombrable es la madre de las Diez Mil Cosas.
Sin deseos se puede ver el Misterio;
Con deseos se puede ver sus manifestaciones.
Los dos brotan de la misma fuente, pero tienen diferentes
nombres para una misma realidad.
Oscuridad dentro de la oscuridad,
Profundo misterio,
Puerta de la transformación de todos los seres.

            En muchas ocasiones de mi vida, cuando alguien me ha preguntado cómo me llamo, la respuesta ha sido la que tantas veces damos: “yo no necesito llamarme nunca”.
            Llamarme Yuishin o de cualquier otra manera, solo describiría un aspecto de lo que soy, nunca la totalidad. Soy español, ser humano, masculino, terrestre, …etc.
            Cómo y quien puede definir con un nombre lo que soy realmente, "El Tao eterno".
            Antes de que algo existiera ¿quién podría nombrarlo o darle nombre?
            Una vez que el principio, el Uno comienza, es el origen de la dualidad, de la posibilidad de saber que existe algo más que el yo, es solamente cuestión de tiempo el crear la necesidad de relacionarnos y por tanto darnos nombre. El origen de todo cuanto existe, las Diez Mil Cosas.
            Cuando se transciende la dualidad, no hay nada que desear. No tenemos realmente tiempo de ver o percibir, somos el Misterio.
            En la dualidad podemos desear cualquier cosa, todo es posible en una vida infinita, viviendo en un mundo físico, llenos de inseguridades y miedos, ambiciones, odios y cuanto de negativo tiene la dualidad. Cualquier sentimiento o acción en positivo, nos acercaría al camino que lleva a la Unidad.
El Uno y sus dos mitades nacen de la misma fuente, el infinito y eterno Tao, la Nada, el Vacío, el Amor Absoluto, la Vida y todo aquel concepto que incluye todo, incluso a sí mismo.
La dualidad vive y existe en la unidad, ambos en el Tao, cuando no pueden percibirse, cuando no pueden llamarse, encontramos la entrada a donde hemos estado siempre.
Este es el camino que nos lleva finalmente, al lugar donde por primera vez dejamos de buscar lo que somos, donde se pierde la ambición, donde no es necesario saber ni conocer nada, es el momento en que por primera vez aceptamos ser exactamente lo que somos.

Nada ha cambiado, seguimos estando donde siempre hemos estado: Aquí.
Vivimos donde y cuando, hemos vivido siempre: Ahora.
Somos todo lo que hemos sido y seremos: NADA.


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