1 El Tao que puede ser nombrado no es el Tao eterno.
El nombre que puede
ser pronunciado no es el nombre eterno.
Lo Innombrable es el
principio del Cielo y la
Tierra.
Lo Nombrable es la
madre de las Diez Mil Cosas.
Sin deseos se puede
ver el Misterio;
Con deseos se puede
ver sus manifestaciones.
Los dos brotan de la
misma fuente, pero tienen diferentes
nombres
para una misma realidad.
Oscuridad dentro de la
oscuridad,
Profundo misterio,
Puerta de la transformación de todos los seres.
En muchas ocasiones de mi vida, cuando alguien me ha
preguntado cómo me llamo, la respuesta ha sido la que tantas veces damos: “yo
no necesito llamarme nunca”.
Llamarme Yuishin o de cualquier otra manera, solo
describiría un aspecto de lo que soy, nunca la totalidad. Soy español, ser
humano, masculino, terrestre, …etc.
Cómo y quien puede definir con un nombre lo que soy realmente, "El Tao eterno".
Antes de que algo existiera ¿quién podría nombrarlo o
darle nombre?
Una vez que el principio, el Uno comienza, es el origen
de la dualidad, de la posibilidad de saber que existe algo más que el yo, es
solamente cuestión de tiempo el crear la necesidad de relacionarnos y por tanto
darnos nombre. El origen de todo cuanto existe, las Diez Mil Cosas.
Cuando se transciende la dualidad, no hay nada que
desear. No tenemos realmente tiempo de ver o percibir, somos el Misterio.
En la dualidad podemos desear cualquier cosa, todo es
posible en una vida infinita, viviendo en un mundo físico, llenos de
inseguridades y miedos, ambiciones, odios y cuanto de negativo tiene la
dualidad. Cualquier sentimiento o acción en positivo, nos acercaría al camino
que lleva a la Unidad.
El
Uno y sus dos mitades nacen de la misma fuente, el infinito y eterno Tao, la Nada , el Vacío, el Amor Absoluto,
la Vida y todo
aquel concepto que incluye todo, incluso a sí mismo.
La
dualidad vive y existe en la unidad, ambos en el Tao, cuando no pueden
percibirse, cuando no pueden llamarse, encontramos la entrada a donde hemos
estado siempre.
Este
es el camino que nos lleva finalmente, al lugar donde por primera vez dejamos
de buscar lo que somos, donde se pierde la ambición, donde no es necesario
saber ni conocer nada, es el momento en que por primera vez aceptamos ser
exactamente lo que somos.
Nada ha cambiado, seguimos estando donde siempre hemos estado: Aquí.
Vivimos donde y cuando, hemos vivido siempre: Ahora.
Somos todo lo que hemos sido y seremos: NADA.
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