Difícilmente podríamos encontrar
una filosofía más simple y sencilla que la de “La Dualidad ”. La que en occidente
nos explica a: Dios y la creación, el bien y el mal. En Barrio Sésamo era
arriba y abajo, claro y oscuro, delante y detrás. En nuestro día a día es: me
gusta – me disgusta, quiero – no quiero, voy – vuelvo.
En oriente para hacerlo mucho más
sencillo, le dieron nombre a cada mitad, dijeron una es Yin y la otra se llama
Yang. Y al describirlo dijeron, “una es el lado sombreado y la otra el soleado,
de una sola montaña” y en escritura las definieron con dos ideogramas.
Cómo podemos ver es simple, “El
concepto de dualidad es que cualquier cosa, ser o individualidad está compuesta
de dos mitades”.
Cuando repartimos una tarta para
dos personas, la cortamos por la mitad y cada uno tiene su parte, que deberían
ser aproximadamente iguales en tamaño, valor u otro concepto y que siempre será
menor que la tarta que ambos teníamos.
Una esfera puede ser cortada a la
mitad por un número infinito de sectores. Lo que sí sucede siempre es, que
puestas una al lado de otra son idénticas. También es verdad, que a pesar de su igualdad, cuando una es la
mitad superior, la otra es la inferior; siempre una es la opuesta de la otra.
Nuestra vida transcurre en esta
dualidad, en la que aparentemente las mitades están separadas, cada mitad
puede: ver, sentir, observar, estudiar, analizar o simplemente saber que existe,
a la otra mitad. Esto es lo que observamos continuamente en nuestra vida
diaria: podemos ver todo menos a nosotros, el ojo ve muchas partes del cuerpo
pero nunca puede verse a sí mismo.
Por lo anteriormente expuesto
podemos ver que: si separamos las mitades, cada una vuelve a tener dos mitades
en sí misma, si seguimos dividiendo podemos observar que la dualidad siempre se
mantiene, dando origen a la multiplicidad de individualidades en la que nos movemos, dentro de la dualidad. Pero en la Vida , una de las reglas del
Yin-Yang es que, “El yin no puede ser separado del Yang, ambos son
interdependientes, aún apareciendo ambos al mismo tiempo, uno se considera el
origen y otro el sustentador”, probablemente esto sea solamente una manera de
explicarlo.
Todo, independientemente de su
tamaño, naturaleza o estado, participa y está formado de las dos naturalezas,
Yin y Yang. O lo que es lo mismo, “el yin y el yang son las dos mitades
inseparables de una misma individualidad”.
En el Tao Teh King se lee: “Al
conocer lo bello como bello todos conocen la fealdad en el mundo. Todos saben
que el bien es el bien y entonces conocen el mal.
Así
es como: Ser y no-ser se engendran uno a otro.
Sufrimos en
la vida, pero nunca nos preguntamos qué parte es la que sufre.
Enfermamos,
pero nunca nos preguntamos qué es lo que enferma.
Odiamos, sin
saber donde crece este sentimiento.
Somos capaces
de ver la pequeña mancha en una pared grande, sin ver la bonita pintura que la
rodea.
La parte de
la vida que puede sufrir (Yin), solamente puede ser la parte Yang (felicidad),
odiamos porque somos Amor y enfermamos porque estamos vivos y la vida muestra
la salud que observamos desde la otra mitad, la enfermedad es visible por el
contraste con la buena salud.
En la no
discriminación entre ambos, la felicidad que puede conseguirse es absoluta, la
salud siempre es buena, no puede crecer odio en el amor y no hay necesidad o
posibilidad de percibir la dualidad.
El cielo se
vive, cuando las dos mitades forman una sola individualidad.
El infierno
es cuando vivimos esta misma individualidad, con las dos mitades separadas.
¿Qué río tiene
una sola orilla, qué montaña puede existir sin el valle?
Todas las diez mil cosas, son
individualidades absolutas en sí mismas y a la vez mitades de otra individualidad.
Al final y al principio está el Uno, la Individualidad
Absoluta. Antes de que sus mitades se manifiesten incluso
potencialmente, es cuando es la
Nada , el Vacío. Sin dualidad que pueda percibir o ser
percibida.
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