Hace mucho
tiempo, en un momento en que la
Vida no tenía nada que hacer, decidió hacer un universo.
Colocó unas cuantas estrellas, todas ellas independientes y las unió en grupos
llamados constelaciones, viendo que le quedaban muy distantes, les puso lunas y
planetas para no tener que usar tanto espacio para unirlas.
Como teniendo tanto tiempo libre, hacer
una estrella, incluso una luna, de una sola pieza, era un poco aburrido, decidió hacer una especie de sistemas solares mucho más
pequeños, todos ellos también individuales e independientes y usando muchos,
crear el universo. A estos pequeños sistemas solares los llamó átomos. Hoy en
día sabemos con seguridad, que, como le sobró tiempo, incluso fabricó
individualidades más pequeñas para hacer los átomos.
En la Tierra , la llenó de agua y
viendo que se movía para todos los sitios, le puso tierra alrededor y por
debajo. Luego puso montañas, todas alejadas e independientes y para unirlas,
les puso los valles. Viendo que, aún estando todo unido por la base podrían
sentir la separación, unió todo con el aire.
Y llegamos
nosotros, la cumbre de la evolución, la imagen de Dios, la gran inteligencia
racional. Y la serpiente, que había estado intentando convencer a todos, de que
si le daban lo que tenían y la obedecían, los haría ricos y poderosos y nadie
la había prestado la minima atención, al vernos tan inteligentes vio su
oportunidad. Nos nombró “El tonton de la colina”, según ella, porque éramos desde
nuestra altura, los guías, los GPS del Paraíso.
Siguiendo a
la serpiente, llenamos el campo de muros, de caminos, de sembrados y de todo
cuanto se nos ocurrió, para impedir que pasasen los demás y marcar nuestras
posesiones. Nada ni nadie ha podido desde entonces moverse libremente por el
campo, por nuestro planeta. Nos hemos convertido en las únicas individualidades
del Universo, que han inventado y saben lo que es la independencia. El resto no
ha necesitado saberlo, simplemente, son individualidades independientes del
Universo. No poseen nada, aceptan ser el universo, hasta los pequeños átomos no
necesitan saber lo que son, simplemente son.
Mucho antes
de que los celtas y los iberos viniesen, España estaba aquí y todo cuanto había,
se movía libre e independiente, no sólo por lo que ahora llamamos España, sino
por lo que ahora es Portugal, Europa, Asia. Incluso algunos iban cuando querían
a África. Lo mismo que hicieron los celtas y los iberos cuando llegaron.
Hemos
parcelado todo. Me pregunto si será por ello que nos llamamos seres racionales,
por haber hecho raciones de lo que eran individualidades interdependientes.
El problema
es que la serpiente, que frustró nuestro advenimiento futuro, en seres humanos,
sigue engañándonos. Cuando surgieron algunas mentes realmente avanzadas, se
crearon las universidades para limitar el conocimiento y cuadricularlo.
El camino del
poder, en todas sus categorías, ha sido siempre el mismo: el de la serpiente. Caminar
arrastrándose, mentir y ofrecernos lo que ya poseemos, a cambio de entregarle
lo que somos. Para ello basta con apoderarse del control de la educación.
Los reyes,
los políticos, los profesores y catedráticos, incluso nuestros padres, han
autorizado y consentido, que: entre un prototipo de persona por la puerta de una
escuela y salga un perro pastor o un borrego por la de un instituto o
universidad.
Es triste,
que el esfuerzo de todos aquellos que tendrían que estar trabajando, para
desarrollar la Humanidad
en nosotros, lo hayan dirigido a poder sentir la satisfacción de que no
tengamos un pelo de tontos, porque les lucra y les beneficia mucho más la lana
que les damos.
Cómo hemos
llegado a permitir que eduquen a nuestros hijos, con mentiras que hacen que un
adolescente pueda matar sin remordimiento, ni culpabilidad, a una persona por
opinar diferentemente sobre algo. ¿Qué educación y mentiras hacen que un ser,
que antes de que existiese el universo ya era independiente, caiga en el
borreguismo y llame independencia el estar
a las órdenes de un pastor?
No
satisfechos con haber enseñado con mentiras a nuestros padres en su
adolescencia, viendo que el tiempo y los resultados del adoctrinamiento, cuando
se comienza en edad adolescente, son lentos y más difíciles. Se ha decidido
trasladarlo a la preescolar, a las guarderías. No debería importarnos el grado
de borrego en el que estamos, nuestros hijos se merecen una educación que les
devuelva al camino que nos lleva a la Humanidad.
Si la Vida hubiese querido que descubriéramos la
independencia, nos habría creado esclavos o dependientes.
En el Zen, uno de los libros de koans
más famoso es el “Mumonkan”, “La
Entrada sin Puerta”.
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