Hace mucho tiempo, antes incluso
de la antigüedad, decidí hacer un estudio para encontrar lo que era más
importante en la vida.
Pregunté a los reyes y me dijeron
que un buen gobierno justo y en paz era lo más importante.
Los políticos estaban seguros qué
(gran incongruencia) de que unas buenas leyes aseguraban el máximo en la vida.
Para los jueces era la justicia,
lo que aseguraba el bienestar.
No se cuantas contestaciones
diferentes conseguí, algunas de ellas fueron las siguientes: para los filósofos era la ética, los samuráis
y caballeros creían que el honor, para los sacerdotes la moral, para el pueblo
la familia, etc., etc.
Necesite un tiempo para pensar en
todas ellas, y cuanto más pensaba, las dudas en la elección de la más
importante iban creciendo. Un día en el que estaba sumido en mis tribulaciones,
me senté en un parque a ver, cómo jugaban unos tiernos infantes, vigilados por
sus cuidadores. Al rato y por relajarme y entablar una conversación sin
complicaciones, les dije a los niños, “¿qué
es lo más importante en la vida?, a coro dijeron “la Vida ”.
Mucho tiempo ha pasado y las
personas se han desarrollado y evolucionado socialmente. Supongo, puesto que no he vuelto a preguntar, y por lo que
observo, es que hoy el pensamiento más importante podría ser: “el culpable es el otro”. La mayoría, estamos seguros que los
problemas en la vida nacen, debido a que los demás no hacen lo que deben, o lo que nosotros pensamos es lo correcto, o lo que decimos. Pero lo que sí es
seguro, es que la culpabilidad de todos los males, es de los demás y que no es
peor gracias a nosotros.
En el Tao Teh King en uno de los capítulos se dice: “el origen del caos, está en la primera ley”. Es un libro con poco que
leer, quizás por ello no se alarga demasiado en más detalles y no dice: “cuando
tenemos que acordarnos del gobierno, la dignidad, la honradez, la ética, la
moral, la familia, etc., es porque la vida es un caos en este momento”. Cuando
hay que crear una primera ley, es porque alguien no ha ejercido su
responsabilidad correctamente, de ahí, la promulgación de una ley, que al
establecer un enforzamiento, coarta el principio de libertad y promueve el
principio del caos. Es nuestra irresponsabilidad, la que hace necesario la
promulgación de más y más leyes, obligándonos a vivir sin libertad en un caos.
En la Vida no existe el caos,
solamente la vida, somos exclusivamente nosotros los que estamos en un caos,
porque lo hemos creado. La salida es fácil, dejemos de crearlo. La Vida no conoce ni sabe de
culpabilidades, la creación de una vida sin caos se llama simplemente, “vida
responsable”, desde luego esto no significa ni presupone la responsabilidad de
los demás, sino la nuestra, la mía.
Incluso hoy en día me pregunto con frecuencia:
¿Qué tendríamos que estudiar para conseguir la claridad de mente que
hay, en la ignorancia e inocencia de un niño?
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