Es gratificante ver cómo nuestra
sociedad va evolucionando, hemos casi terminado con la pena de muerte, luchamos
con relativo éxito contra el maltrato animal, hacemos leyes cada vez más
numerosas para proteger al débil, hasta el punto de que nadie puede ser acusado
sin la presunción de inocencia y unas pruebas más allá de que alguien le halla
visto.
Nuestra humanidad está más allá
de toda duda, cumplimos las leyes y vivimos con ellas.
Yo también estoy a favor de que
no exista la pena de muerte, ni el maltrato animal, estoy a favor de las leyes.
Pero por encima de ello, estoy a favor de la justicia, incluso cuando esta esté
en oposición a la ley; también estoy a favor de que un animal sufra defendiendo
su vida si así lo desea y a que una persona sea ejecutada en determinadas
circunstancias, antes y por encima, de que me den el derecho a asesinar un feto, casi, cuando a mí me apetezca.
El animal no puede decirnos sus
preferencias y le defendemos. Los asesinos y algunos depravados, más parecidos
a las alimañas que a las personas, nos aterrorizan y les defendemos.
El feto consecuencia de nuestro
descuido, de nuestra falta de responsabilidad, nos da problemas, inconvenientes
y puede destrozar nuestra magnifica vida en libertad; o bien podría ser un
estímulo, una ayuda a nuestra responsabilidad y la solución a una vida de
egoísmo. Lo que no tengo ni que pensar es en su indefensión, más allá que la de
un animal adulto o la de alguien sumido en la depravación. Me pregunto, cómo
podemos justificar el asesinato de las consecuencias de nuestra
irresponsabilidad, incluso no llegar a percibir su indefensión, ni su humanidad.
También se los argumentos de que
pueden ser fruto de una violación, de sus malformaciones, de la falta de
recursos y otras justificaciones. El porcentaje de estas situaciones no se cual
será, puede que un 3% de cientos de miles de asesinatos, obviamente estos casos
deberían de ser estudiados uno por uno.
Nuestra responsabilidad, realizada antes de …, evitaría tener que pedir
el derecho a ….
No sabemos cómo evolucionará la
ciencia respecto a las malformaciones y enfermedades. Hoy día, algunas
enfermedades que antes habrían condenado a vivir encerrado de por vida, pueden
curarse, el síndrome de Down que antes obligaba a los padres a encerrar de por
vida a un hijo, nos da hoy trabajadores y gente con estudios; a veces, incluso
más normales que los que no tienen problemas y siempre dan más amor que la
mayoría.
Podríamos exigir más y mejor
ayuda, incluso entregarlo cuando nazca. Lo que es indigno de quienes nos
llamamos seres humanos, es crear el derecho de asesinar a un ser humano
indefenso e incluirlo como una libertad.
Según la ley si una mujer
renuncia a su hijo, este le será retirado. En la religión un señor llamado
Salomón, cuando una de las dos mujeres renunció al niño, se lo entregó,
incumpliendo la ley para hacer Justicia.
Hace pocos días, varias
asociaciones de mujeres han presentado montones de firmas, exigiendo que el
abortar siga siendo el derecho, la libertad de la mujer a decidir sobre sí
misma. ¿Quién decide por el feto, cuando él es la consecuencia de la libertad
de dos personas, a ser irresponsables? Tenemos la responsabilidad con la Vida,
lo que no nos da derecho sobre la muerte, menos aún acerca de la de los demás.
Muchas de las personas que han
firmado, puede que estén luchando por: los derechos animales, por el uso de
pieles animales, por la abolición de la pena de muerte, etc. Pero sus vidas que
no se las toquen, si algo no les viene bien para sus deseos, o consideran que
las circunstancias no son las propicias, pues “libertad para destruir”, es
solamente un descuido, un trocito de carne que si la ley las ampara, pueden asesinar. Es solamente un feto, una vida, un proyecto de ser humano, su hijo.
Nuestra deuda con la Vida no puede ser pagada con derechos, menos aún con
los que nos alejan de nuestra meta de convertirnos en seres humanos. Cumpliendo
con nuestra responsabilidad, hace que nunca estemos en deuda con la Vida,
nuestra realidad.
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