Nuestras vidas han transcurrido
entre el día y la noche, todo el tiempo que la memoria alcanza,
Incluso cuando el día y la noche
se reparten el tiempo a medias, nuestras vidas han transcurrido mayormente en
la noche, en la oscuridad.
Mi pregunta siempre ha sido la
misma en relación a este tema. ¿Por qué se hace la noche, la obscuridad en
nuestras vidas?, ¿dónde reside la parte negativa, si la vida es siempre
positiva?
En unas charlas, cuando
hablábamos acerca de que en nuestros días, estábamos en un periodo de oscuridad,
planteé unas preguntas, incluso, para mí mismo.
En dos habitaciones adyacentes a oscuras, cuando encendemos la luz en
una de ellas, ¿por qué es que solamente la luz
penetra en la otra habitación?, ¿Dónde se va la obscuridad de la
habitación donde se ha encendido la luz?, y si no se ha ido, ¿cómo es posible
que vuelva tan rápido, cuando volvemos a encenderla?.
Hubo diferentes respuestas las cuales no me convencían plenamente, finalmente me dijeron que diese yo mi respuesta.
Hubo diferentes respuestas las cuales no me convencían plenamente, finalmente me dijeron que diese yo mi respuesta.
Lo primero que me vino a la voz
fue: al corazón de la luz. Lo
siguiente fue la pregunta de los demás: ¿por qué al corazón y no a cualquier
otro sitio?
Obviamente la oscuridad no pudo ir a
ningún sitio, allá donde reside la luz, vive también la oscuridad, y solamente
el amor puede acoger, aceptar y entregarse, sin cambiarnos. El único lugar
posible, tenía que ser donde reside el amor: El corazón.
El resultado es, que el Amor no puede
experimentar ningún cambio, ¿pero es
posible para la oscuridad permanecer inmutable, tras vivir en el corazón de la
luz?
La Vida solamente contempla el
aspecto positivo de la vida, pero con una particularidad: Contiene las dos polaridades indiferenciadas, por eso no puede
manifestar la dualidad.
Con la oscuridad es fácil de ver,
la noche se produce, porque dejamos que la tierra se interponga entre el sol y
nosotros, siendo que el sol, no deja nunca de brillar, de ser sol. En la vida dejamos
que algo se interponga entre nuestra felicidad y nosotros, para vivir una vida
de oscuridad.
Más que nosotros, lo que enferma
es nuestra buena salud, la enfermedad no tiene donde asentarse si no hay buena
salud, solamente en la tristeza puede vivir la alegría, es en una sociedad done
existe el bien, donde puede observarse el mal.
Cuando la enfermedad enferma,
hablamos de su buena salud, cualquier negatividad en una situación negativa, la
transformará en su positividad.
Es la muerte la que no puede
morir, porque sería el nacimiento de la vida, incluso para que la muerte tenga
existencia, necesita vivir. Es esto lo que me asegura que en la Vida, solamente
el aspecto positivo es real, al menos la realidad, que Jesús nos decía, “Mi
reino no es de este mundo, que vosotros vivís, veis y creáis”. O el del Buda,
“El origen del sufrimiento, nace de la
ignorancia de no saber distinguir lo que es real, de lo que no lo es”.
Es difícil ser conscientes, del
gran número de obstáculos que interponemos en nuestras vidas, para no
contemplar la felicidad y al no poder verla, llegamos a creer que es difícil de
conseguir o dudamos incluso de su existencia.
El sol y su luz vuelven cada
mañana, al lugar donde estamos, sin importar las condiciones: anímicas nuestras
o las de lluvia, nubes, niebla, etc., siendo que nunca deja de estar con
nosotros, iluminando la vida.
El permanecer en un aspecto de la
luz que no nos gusta, debería servir para agradecerle, que nos muestre con
mayor claridad al otro y aprender a no discriminarlos.
Los dos aspectos de la vida los
separamos nosotros, la luz del sol permanecerá brillando continua y eternamente,
es nuestra libertad, el no interponer nada entre ella y nosotros.
En la Vida solamente hay un aspecto, en él coexisten todos los aspectos
de nuestra vida en Unidad, para mayor enriquecimiento de la ignorancia que crea
la dualidad.
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