En el espejo, una niña llora,
El tiempo ha pasado, (70 años han pasado).
La sonrisa, de una niña en el espejo.
Lloramos de niños, cuando la mente se está llenando.
El adulto sufre, cuando siente que su mente se está
vaciando.
La mente vacía, eterna niñez.
Generalmente, cuando miramos las
cosas y juzgamos la vida, solo podemos sufrir por las circunstancias. Debería
preocuparnos mucho más, quizás únicamente, la visión que la vida tiene de
nosotros, o la clase de vida que mostramos ser. La mayoría de las veces la
felicidad está en una mente vacía, que vive en el presente. La mente vacía, eterna niñez.
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Dicen, que las lagrimas son la
lluvia del alma, que sirven no solo para limpiarla, sino que también hacen que
de nuevo crezca cuando parece que está seca o ausente, la alegría.
A la mayoría
de la gente le da vergüenza ser vistos llorando, puede ser que por miedo, a que
los demás piensen, que es de esas personillas que tienen sentimientos, algo que
en nuestro tiempo creemos hay que ocultar. Quizás sea esta la razón por la que
cuando más desesperados estamos, tan llenos de todo cuanto nos sobra, viene esa
lluvia limpiadora que nos muestra de nuevo: el sol, la luz, la vida. Y nuestra alma limpia de nuevo, siente la
alegría de estar justo donde estamos. “El mejor sitio donde estar, el mejor
momento que vivir.”
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