Hace tanto
tiempo que Adán y Eva, comenzaron a ponerles nombres a cuanto había en el
Paraíso, a todo cuanto encontraron en el Edén y posteriormente en la tierra, ahora
apenas somos conscientes de que el significado y lo que define a cada concepto
y cosa, se lo hemos dado nosotros.
Vemos en el
reino de las plantas, cómo se protegen y ayudan la mayoría de ellas entre sí, y
nos parecen casi humanas. Vemos los animales en su convivencia diaria, cómo los
depredadores atacan a otros cuando tienen hambre y conviven placenteramente en
cuanto comen, los animales sociales conviven cumpliendo cada uno su función,
para el bien del grupo. Incluso vemos a veces, que animales aparentemente
enemigos irreconciliables, sacan adelante a las crías del otro, o se ayudan en
situaciones de peligro o necesidad.
Vemos cómo se
aferran al suelo las raíces de las plantas, defendiendo su integridad ante las
inclemencias.
Hay un ser,
que probablemente está todavía lejos de la definición que le dio el hombre, y
que en nuestros días más que “ser”
podríamos decir “que no es”, este es
el que debería responder a la definición de: “ser humano”. Hemos cubierto las
expectativas en cuanto a forma, y debido a que cualquier manifestación de Vida
muestra la imagen de Dios, el hombre está hecho “a imagen y semejanza de Dios”, por nuestro esfuerzo, si
fuera posible nos mereceríamos decir: “hechos a imagen y semejanza de dios”.
Las
características morales y éticas arrogadas o supuestas, que deben confluir para
cumplir las expectativas de llamarse “ser humano”, creo que están lejos de
nuestro estado actual como personas. La dificultad no está en nuestra lejanía o
dificultades para llegar a la meta, el gran problema es que hemos equivocado,
olvidado, y malentendido, las características, atribuciones y valores que le
dimos a nuestra ilusión de futuro, el “Ser Humano”.
Hemos creado:
la ONU, la Organización Mundial de la Salud, la Cruz y Medialuna Roja, la
sociedad del bienestar, protecciones para todo tipo de personas y situaciones,
grupos para la paz, religiones, gobiernos, ONGs de todo tipo, asociaciones, y
un sinnúmero de leyes y corporaciones para arreglar los destrozos que causamos,
los autollamados seres humanos. Que por cierto, son incapaces de hacerlo.
En cualquier
lugar, dirección, asociación, etnia, familia o asunto donde estén implicadas
las personas, vemos conflictos, corrupción, guerras, peleas y lo lejos que
estamos de nuestra meta de cambiar desde ser gentes, a Humanidad. Los daños que
nos causamos entre nosotros y a nosotros mismos, son a veces mínimos si los
comparamos con los que causamos a nuestra madre tierra y al resto de hermanos
que conviven con nosotros, en los diferentes reinos: animal, vegetal y mineral,
que deberían ser vistos como actos de inhumanidad.
Incluso la
Humanidad sería parte de una Vida que no le pertenece, de la misma manera que
nada de cuanto existe es reclamado por la Vida como perteneciente a ella.
Es triste el
ver a diario las muertes causadas en guerras innecesarias, realizadas con armas
vendidas por países que dicen estar ayudando; terrorismo realizado en nombre de
la libertad o dios; la miseria que hay en muchos países con recursos; los
porcentajes de las ayudas que llegan al necesitado; el tráfico de drogas y
seres, realizado por personas que actúan como “alimañas”; la corrupción general
por falta de valores; etc.
Todo ello ha
minado e imposibilitado nuestro acercamiento a la meta “del hombre”, el convertirnos en “Seres Humanos”, pero lo grave es que hallamos olvidado los
valores y principios que confieren el poder ser llamados así.
Continuamos
con las manifestaciones y jaleos de los mal
llamados “progresistas”, intentando defender una ley, que ningún Ser Humano
habría ni tan siquiera dejado pasar por su mente, esta ley es la del aborto, en aras de una supuesta libertad de la
mujer o de un defecto de fabricación del producto. No es justificación el que
muchos países tengan leyes parecidas, una ley que va contra la Humanidad,
incluso adoptada por todos solamente
mostraría nuestra inhumanidad. Al igual que la del “ojo por ojo”.
En un
artículo anterior comentaba que un tal Adolfo, promulgó una ley parecida, en
aras de la libertad, la supremacía aria y la intolerancia a los defectos de
fabricación.
En nuestra
falta de ética, dignidad, esfuerzo, compromiso con la Vida y la base para todo
ello, de la responsabilidad, que
conforman las atribuciones arrogadas al Ser Humano; nos hemos arrojado a
desarrollar leyes para el bienestar físico y la conveniencia del poderoso. Que
tienen dificultades los padres para sacar adelante a los hijos, se les permite
tener solamente uno, o se les adoctrina para ver el aborto como algo que
confiere libertad, lo que permite mantener los sueldos bajos y no tener que
crear centros de ayuda a la paternidad. Que hay mucha gente improductiva. Como
las personas no tienen por qué sufrir, se les permite una muerte digna y
rápida, cuanto antes mejor.
Humanidad, Humanidad, cuantas barbaridades,
latrocinios, adoctrinamientos, mentiras y equivocaciones, cometemos en tu
nombre. Si dejamos de ser borregos, pastores, animales, alimañas, y demás
atributos que nos llenan de orgullo hoy día y comenzamos a trabajar para ser
personas, no me cabe duda alguna de que tal vez podamos llegar a ser la
Humanidad en la Tierra.
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