Es natural el
poder verse el ombligo propio y mucho más difícil los ojos que son los que ven.
En la vida lo natural es poder conocer el resto del universo, en cambio
conocerse uno mismo es imposible. Para observar, conocer o sentir algo, es
imprescindible que este algo sea diferente al observador.
Es por ello
que al observar el verbo ser o estar, vemos que el verbo ser determina una
situación de seidad fuera del tiempo y el espacio, en cambio el verbo estar lo
hace en una situación en la que el espacio es imprescindible, es necesario un
lugar o tiempo donde poder estar. La situación que me recuerda esto es la de
“para ver, sentir, vivir, entender, etc. una situación o experiencia, igual que
otra persona, tienes que meterte en sus zapatos”.
Muchos entienden literalmente la frase, por ello se calzan los zapatos de alguien y estando en el mismo lugar, lo intentan, comprobando que son incapaces de ver la situación como la otra persona. Para poder estar viviendo una situación en el mismo momento y dentro de los zapatos de otra persona, la única opción es la de SER dicha persona, por lo que la experiencia y conocimiento de esta vivencia sería idéntica.
Muchos entienden literalmente la frase, por ello se calzan los zapatos de alguien y estando en el mismo lugar, lo intentan, comprobando que son incapaces de ver la situación como la otra persona. Para poder estar viviendo una situación en el mismo momento y dentro de los zapatos de otra persona, la única opción es la de SER dicha persona, por lo que la experiencia y conocimiento de esta vivencia sería idéntica.
Estas
consideraciones me sirven para intentar explicar el aspecto que considero la base
del entendimiento y funcionamiento de la vida como la conocemos y entendemos,
este aspecto es la dualidad.
Básicamente
hay dos formas de vivir o entender la dualidad, una es la de ver los dos
aspectos como las mitades separadas de algo. En ellas hay una mitad que nos
gusta más y otra que nos gusta menos o no nos gusta en absoluto. Para disfrutar
de una vida plena y de felicidad con esta forma de percibir la dualidad, lo único necesario es eliminar o
destruir la mitad que no nos gusta.
Esta forma de
entender la dualidad nos ha llevado a una vida de luchas e insatisfacción y a
creer que todo lo que consideramos negativo debe ser destruido para conseguir
que la vida sea perfecta. Es de lógica y probablemente sabido por todos, que no
se puede destruir la mitad de una individualidad, sin que este cambio afecte a
su utilidad y funcionamiento. Pero es imposible en la realidad, destruir una de
las mitades en el concepto de dualidad.
Si quitamos
la mitad derecha de una individualidad y la destruimos, observamos que la mitad
que nos queda sigue teniendo parte derecha, por muchas divisiones que hagamos y
por muchas mitades que destruyamos, cada mitad está compuesta por una parte
derecha y otra izquierda, esto es, dos mitades. Cuando creemos destruir en la
vida cualquier mitad considerada negativa, mala o innecesaria, en la mitad
positiva que nos queda, lo menos positivo es la nueva mitad negativa, lo menos
bueno es la parte mala y lo menos necesario es como vemos la mitad considerada
negativa, mala o innecesaria.
En matemáticas
todos sabemos que en una fracción donde el numerador y el denominador sean
iguales su valor es uno. La dualidad por tanto sería 2/2, o lo que es lo mismo
toda unidad está compuesta de dos mitades. Lo realmente importante de la
dualidad no son las mitades, sino que ambas son inseparables, formando siempre,
una sola, unidad o individualidad.
La otra forma
de verlo desde esta perspectiva es cuando dualidad se refiere, compara o
analiza las dos mitades de una misma individualidad, integradas en ella sin posibilidad
de separación.
Esta
imposibilidad de separar las mitades, nos ayuda a ver una dualidad en la que cada
mitad condiciona y es imprescindible para la existencia de la otra. Esta es una
visión de la dualidad en la que los opuestos están en una circunferencia, donde
el punto opuesto a otro sería el mismo punto con polaridad opuesta.
Esta
manifestación de polaridad dual, recibe el nombre de Yang - Yin y es como
se vive en oriente la dualidad de todas las manifestaciones universales y del propio
universo.
El ideograma
chino que expresa el Yang significa el lado iluminado de la montaña, el
del Yin el lado oscuro, ambos manifestando la dualidad de la Única
Montaña. Mientras exista la
montaña, el lado iluminado de la montaña es eterno siempre que se relacione con
el lado oscuro o menos iluminado. Cuando el sol está justo sobre la montaña,
con ambas laderas iluminadas, su base esta oscura, cuando su exterior está
iluminado, su interior está oscuro, cuando una parte es oscura la otra está más
oscura, en la montaña siempre una parte es yin y otra yang.
El equilibrio
entre el yin y el yang en una individualidad, definirá su realidad en cada
momento, siendo la base de que su existencia sea armónica.
Por ejemplo:
la condición, situación y forma en el momento presente, en la respiración, en
los latidos del corazón, en el movimiento del péndulo, en el movimiento del
universo; la oscilación entre: la vida y la muerte, la salud y la enfermedad,
el bien y el mal, etc. son expresión o manifestación del equilibrio entre ambas
polaridades. La vida se manifiesta en cada momento, como el resultado de la situación
de sus individualidades en la oscilación entre su manifestación más yin y la
máxima manifestación yang. Los pulmones, el corazón, el universo tienen una
expansión máxima yang y una contracción máxima yin; en la salud cuando nuestra
salud es óptima el cambio siguiente es de empeoramiento, llegado al punto
máximo de mala salud que una individualidad puede manejar, si el movimiento
continúa hacia el empeoramiento la consecuencia es la muerte, la disolución, el
cambio de dicha individualidad. Por tanto la vida depende de que el movimiento
yin comience a moverse o transformarse en yang, y que este llegado a su punto
máximo de yang oscile y se mueva hacia el yin. Podemos verlo en situación de
fiebre extrema o que se ha mantenido por mucho tiempo que es un caso de yang
extremo, este calor se transforma en frío extremo situación yin,
instantáneamente para que la persona siga viviendo
Esta
imposibilidad de separar el yin del yang en una individualidad, el que una
polaridad tenga la tendencia y necesidad de transformarse en la opuesta al
llegar a su plenitud nos permite cambiar una situación por otra simplemente
introduciendo o generando un cambio en uno de las dos. En situaciones críticas
de una polaridad, la transformación en la contraria puede llegar a ser
instantánea, en caso de no realizarse esta transformación, el resultado sería la
muerte de esta individualidad para ser integrada o modificada, en otra u otras
individualidades.
Al tener las
diferentes individualidades como origen común la Unidad, se realiza que todas
las manifestaciones son interdependientes por lo que una individualidad
manifestada en un nivel, influencia a todas las demás en todos los niveles, y
todas las demás de todos los niveles están influenciándola a ella.
Esto nos
sirve para tener la posibilidad de producir cambios en una situación concreta
en un nivel, al introducir algo nuevo en un nivel que nos sea fácilmente
accesible y que tenga gran influencia en el que queremos modificar.
La buena
salud es la manifestación de que existe un equilibrio dinámico que deseamos y
el tipo de equilibrio, llamado desequilibrio, manifiesta otro estado de salud
que es el que no deseamos normalmente y que llamamos enfermedad.
Cualquier
tipo de equilibrio, bien sea este a nivel físico, emocional o mental, está
afectando a los otros niveles y siendo afectado por todos ellos. Esto nos
permite que podamos modificarlo desde donde sea más accesible, si bien hay que
terminar tratándolo en el nivel de mayor influencia y más profundo, para
conseguir el máximo acercamiento al equilibrio deseado.
Este equilibrio debería de ser siempre el de nuestra naturaleza
profunda, desembarazada de las influencias que la relación con las
circunstancia de nuestra vida nos han creado en forma de fobias, manías,
costumbres o como creemos que debemos ser por nuestra educación y
circunstancias.
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