No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 20 de enero de 2014

LAS LADERAS DE LA MONTAÑA

          Es natural el poder verse el ombligo propio y mucho más difícil los ojos que son los que ven. En la vida lo natural es poder conocer el resto del universo, en cambio conocerse uno mismo es imposible. Para observar, conocer o sentir algo, es imprescindible que este algo sea diferente al observador.
          Es por ello que al observar el verbo ser o estar, vemos que el verbo ser determina una situación de seidad fuera del tiempo y el espacio, en cambio el verbo estar lo hace en una situación en la que el espacio es imprescindible, es necesario un lugar o tiempo donde poder estar. La situación que me recuerda esto es la de “para ver, sentir, vivir, entender, etc. una situación o experiencia, igual que otra persona, tienes que meterte en sus zapatos”.
Muchos entienden literalmente la frase, por ello se calzan los zapatos de alguien y estando en el mismo lugar, lo intentan, comprobando que son incapaces de ver la situación como la otra persona. Para poder estar viviendo una situación en el mismo momento y dentro de los zapatos de otra persona, la única opción es la de SER dicha persona, por lo que la experiencia y conocimiento de esta vivencia sería idéntica.

          Estas consideraciones me sirven para intentar explicar el aspecto que considero la base del entendimiento y funcionamiento de la vida como la conocemos y entendemos, este aspecto es la dualidad.
          Básicamente hay dos formas de vivir o entender la dualidad, una es la de ver los dos aspectos como las mitades separadas de algo. En ellas hay una mitad que nos gusta más y otra que nos gusta menos o no nos gusta en absoluto. Para disfrutar de una vida plena y de felicidad con esta forma de percibir  la dualidad, lo único necesario es eliminar o destruir la mitad que no nos gusta.
          Esta forma de entender la dualidad nos ha llevado a una vida de luchas e insatisfacción y a creer que todo lo que consideramos negativo debe ser destruido para conseguir que la vida sea perfecta. Es de lógica y probablemente sabido por todos, que no se puede destruir la mitad de una individualidad, sin que este cambio afecte a su utilidad y funcionamiento. Pero es imposible en la realidad, destruir una de las mitades en el concepto de dualidad.
          Si quitamos la mitad derecha de una individualidad y la destruimos, observamos que la mitad que nos queda sigue teniendo parte derecha, por muchas divisiones que hagamos y por muchas mitades que destruyamos, cada mitad está compuesta por una parte derecha y otra izquierda, esto es, dos mitades. Cuando creemos destruir en la vida cualquier mitad considerada negativa, mala o innecesaria, en la mitad positiva que nos queda, lo menos positivo es la nueva mitad negativa, lo menos bueno es la parte mala y lo menos necesario es como vemos la mitad considerada negativa, mala o innecesaria.
          En matemáticas todos sabemos que en una fracción donde el numerador y el denominador sean iguales su valor es uno. La dualidad por tanto sería 2/2, o lo que es lo mismo toda unidad está compuesta de dos mitades. Lo realmente importante de la dualidad no son las mitades, sino que ambas son inseparables, formando siempre, una sola, unidad o individualidad.
          La otra forma de verlo desde esta perspectiva es cuando dualidad se refiere, compara o analiza las dos mitades de una misma individualidad, integradas en ella sin posibilidad de separación.
          Esta imposibilidad de separar las mitades, nos ayuda a ver una dualidad en la que cada mitad condiciona y es imprescindible para la existencia de la otra. Esta es una visión de la dualidad en la que los opuestos están en una circunferencia, donde el punto opuesto a otro sería el mismo punto con polaridad opuesta.
          Esta manifestación de polaridad dual, recibe el nombre de Yang - Yin y es como se vive en oriente la dualidad de todas las manifestaciones universales y del propio universo.
          El ideograma chino que expresa el Yang significa el lado iluminado de la montaña, el del Yin el lado oscuro, ambos manifestando la dualidad de la Única Montaña. Mientras exista la montaña, el lado iluminado de la montaña es eterno siempre que se relacione con el lado oscuro o menos iluminado. Cuando el sol está justo sobre la montaña, con ambas laderas iluminadas, su base esta oscura, cuando su exterior está iluminado, su interior está oscuro, cuando una parte es oscura la otra está más oscura, en la montaña siempre una parte es yin y otra yang.
          El equilibrio entre el yin y el yang en una individualidad, definirá su realidad en cada momento, siendo la base de que su existencia sea armónica.
          Por ejemplo: la condición, situación y forma en el momento presente, en la respiración, en los latidos del corazón, en el movimiento del péndulo, en el movimiento del universo; la oscilación entre: la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, el bien y el mal, etc. son expresión o manifestación del equilibrio entre ambas polaridades. La vida se manifiesta en cada momento, como el resultado de la situación de sus individualidades en la oscilación entre su manifestación más yin y la máxima manifestación yang. Los pulmones, el corazón, el universo tienen una expansión máxima yang y una contracción máxima yin; en la salud cuando nuestra salud es óptima el cambio siguiente es de empeoramiento, llegado al punto máximo de mala salud que una individualidad puede manejar, si el movimiento continúa hacia el empeoramiento la consecuencia es la muerte, la disolución, el cambio de dicha individualidad. Por tanto la vida depende de que el movimiento yin comience a moverse o transformarse en yang, y que este llegado a su punto máximo de yang oscile y se mueva hacia el yin. Podemos verlo en situación de fiebre extrema o que se ha mantenido por mucho tiempo que es un caso de yang extremo, este calor se transforma en frío extremo situación yin, instantáneamente para que la persona siga viviendo
          Esta imposibilidad de separar el yin del yang en una individualidad, el que una polaridad tenga la tendencia y necesidad de transformarse en la opuesta al llegar a su plenitud nos permite cambiar una situación por otra simplemente introduciendo o generando un cambio en uno de las dos. En situaciones críticas de una polaridad, la transformación en la contraria puede llegar a ser instantánea, en caso de no realizarse esta transformación, el resultado sería la muerte de esta individualidad para ser integrada o modificada, en otra u otras individualidades.
          Al tener las diferentes individualidades como origen común la Unidad, se realiza que todas las manifestaciones son interdependientes por lo que una individualidad manifestada en un nivel, influencia a todas las demás en todos los niveles, y todas las demás de todos los niveles están influenciándola a ella.
          Esto nos sirve para tener la posibilidad de producir cambios en una situación concreta en un nivel, al introducir algo nuevo en un nivel que nos sea fácilmente accesible y que tenga gran influencia en el que queremos modificar.

          La buena salud es la manifestación de que existe un equilibrio dinámico que deseamos y el tipo de equilibrio, llamado desequilibrio, manifiesta otro estado de salud que es el que no deseamos normalmente y que llamamos enfermedad.
          Cualquier tipo de equilibrio, bien sea este a nivel físico, emocional o mental, está afectando a los otros niveles y siendo afectado por todos ellos. Esto nos permite que podamos modificarlo desde donde sea más accesible, si bien hay que terminar tratándolo en el nivel de mayor influencia y más profundo, para conseguir el máximo acercamiento al equilibrio deseado.
          Este equilibrio debería de ser siempre el de nuestra naturaleza profunda, desembarazada de las influencias que la relación con las circunstancia de nuestra vida nos han creado en forma de fobias, manías, costumbres o como creemos que debemos ser por nuestra educación y circunstancias.



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