Hay veces,
que las consecuencias de errar en la aplicación de un concepto, aparentemente intrascendente,
marcan para siempre nuestras vidas.
Las enseñanzas
egipcias y hebreas, decían que el universo había sido creado por dios, normalmente
cambian los nombres, pero dios, permanece como una constante en todas las religiones.
Un día, Jesús les dijo a los que enseñaban este conocimiento, “Yo soy el Hijo
de Dios”. Estoy seguro, que Jesús era consciente, de que sus vecinos sabían que
sus padres eran José y María, pero los que escuchaban eran los que le habían
enseñado, que dios era el creador, el padre celestial, y si era el padre del
universo, ¿Cómo pudieron escandalizarse de que Jesús dijese que era hijo de
Dios?
Probablemente solamente los sacerdotes y los poderosos podían decirlo.
Probablemente solamente los sacerdotes y los poderosos podían decirlo.
En mi
estancia en Japón, mi Maestro me dijo que yo era Buda, que cada buda regía en
un universo y que mi nombre era “Yui shin”. Esto me hinchó como un pavo real,
saber que tal como era, ya era buda. Cuando me dijo que siguiera meditando, creí
que era en broma, ¿Qué más podía lograr? Siguieron inflamándose las rodillas, la
espalda solamente era un dolor y durante años, lo único que oía era: “sigue
meditando”.
Con el tiempo
leí un poco de los Sutras y nos trajeron los libros de cánticos con la traducción
en inglés, por ello supe que: “Todos los universos, todo lo que existe o es inexistente,
son solamente Yui Shin (sólo mente)”. Con lo que no sólo regía en un universo,
todos los universos eran yo. ¡Qué pasada!,
Ahora se, que
soy el buda de un universo llamado Yui Shin, y soy buda. Cuando pueda dejar de
meditar, no sabré qué o quién soy, y sin saberlo seré Buda.
Cuando mi
pueblo se arruinó por el cierre de las fábricas, muchos de los hambrientos, se
fueron donde se habían llevado las fábricas: a Cataluña. Mi padre había
conocido a un madrileño en la “mili” y se marchó a Madrid. Hoy, le doy gracias
a ello, porque durante todos estos años he podido seguir siendo andaluz, no me
han adoctrinado para renegar de mi origen y he podido enriquecer mi andalucismo
con lo que he aprendido en Madrid. Sería triste que me adoctrinasen para olvidar,
que mis padres habían sido arruinados y casi obligados a marcharse, a
enriquecer a los que se habían beneficiado de ello, que sería la causa de que
muchos: andaluces, murcianos, extremeños y de otras comarcas, tuvieran los
hijos en Cataluña, enriquecida con la ruina y el trabajo asalariado de los que
habían sido privados de sus riquezas. Una cosa es estar agradecido y otra
renegar de los orígenes.
A veces una
pierna u ojo, o cualquier parte de algo, es adoctrinada por la ambición de
quien solamente ve su propio ombligo, a separarse de su unidad, para que al ser
pequeña y débil, ser fácilmente conquistada.
El error
humano siempre está, en creer que se puede controlar a los borregos y los
perros pastores. En Alemania, algunos pensadores, adoctrinaron a los niños para
creer en su grandeza, y un genio del mal llamado Adolfo, se les descontroló. Entre
los vascos se adoctrinó a los niños, para que creyesen en sus diferencias y su
victimismo y se descontrolaron, en asesinos y alimañas, aún así, todavía son
justificados y ayudados por el continuismo del adoctrinamiento. Pero los perros
se han vuelto salvajes en la soledad del monte y no obedecen a sus antiguos
amos, por lo que han surgido nuevos amos, que quieren recoger beneficios de los
borregos y del trabajo de los perros.
Es triste que
los que nos enseñan de quién somos hijos, nos lo nieguen.
Que cuando le
dicen a un niño que es un hombre o mujer, que cuando a la gente se le dice que
son personas, o a las personas que son seres humanos, se lo crean y dejen de
esforzarse.
Son errores humanos que solamente un buen
Maestro puede corregir, lástima que la mayoría de los que se llaman maestros,
benefactores o protectores de los ciudadanos, son conscientes solamente de su
propio ombligo, de sus intereses y solamente ven en los ciudadanos el medio de
conseguir su enriquecimiento y el poder, por medio del aborregamiento y del
adoctrinamiento.
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