Hace años, en
una entrevista me preguntaron: ¿qué es
la Meditación?, mi respuesta en esos momentos fue que: “Es el estado natural de la Creación”, me faltó que por la
Creación, me refería a la Vida, al Todo, al Vacío, a Dios. Me dijeron que lo
explicase y lo que dije más o menos fue: “En la Creación, cada individualidad,
pequeña o grande, dedica su existencia a realizar su función, a ser lo que es,
por lo que su estado natural es el de Meditación, razón por la que no necesita
meditar; las personas por el contrario estamos en un estado de búsqueda, dudas
y un eterno sin vivir, por saber lo que somos y lo que es la Vida, en lugar de
serlo y vivir. Algo que nos impide realizar nuestra función, y expresar nuestra
realidad, razón por la cual tenemos que hacer algo totalmente innecesario: "meditar”.
Zen es una
palabra japonesa que significa Meditación. Deriva de la palabra china “Chan” y
esta de “Dhyana” en sanscrito. No se el significado exacto, que expresaba el
termino en sanscrito, una lengua que expresaba las cosas espirituales, con una
precisión nunca más alcanzada, por lo que hay que mirar en los significados que
tiene hoy día.
El Zen es una
de las ramas del budismo, se origina en India y es llevado a China por
Bodhidharma, uno de los patriarcas indios del budismo. Su enseñanza, a pesar de
que aparentemente comienza, como algo nuevo, recoge y ajusta su enseñanza a los
Sutras, dándole más importancia a uno u otro, según el enfoque de las
explicaciones. Lo que si abre, es una mirada y entendimiento nuevos, a las
enseñanzas de Buda.
En general
cuando miramos al Zen, lo vemos como una práctica para mejorar lo que somos,
siendo importante la meditación.
Los Maestros
lo han explicado de innumerables maneras, lo primero que Bodhidharma le dice a
un príncipe o rey chino es: “Todo lo que habéis hecho por y para expandir la
enseñanza y el budismo, no acumula ningún mérito”. Algo extraño, al estar en
los Sutras claramente expresado lo contrario. Esta contestación, desde las
profundidades del Zen, le llevó a vivir en una cueva durante años, y a pensar
que no había a quien enseñar.
El Zen,
enseña aparentemente fuera de los Sutras, todo es una creación mental, y nada
existe fuera de nuestra mente, el intento de acumular posesiones origina las
dudas y la infelicidad, aquello que vemos nunca puede ser la realidad.
El Zen
también enseña: que desde antes del comienzo, “Todo es Buda”, que después del
final, “Todo es Buda”. Que no hay nada que buscar, nada que conseguir, que en
la Realidad Última lo único que existe es el Vacío, la Nada, y lo que es más
difícil de entender la existencia transcurre: “Aquí y Ahora”, por lo que no
puede ser modificada, al no existir pasado, ni futuro.
Cuando el
dios mono Hanuman, viajó por los más remotos universos, al volver fue a ver a
Buda y este le preguntó por sus viajes, tras contar todos los lugares que había
visitado, el Buda le enseñó, que la marca que había hecho en el punto más lejano
de su viaje, estaba hecha en la mano de Buda.
Cuando
aparece el Buda, esparce su enseñanza (dharma), enseñando a sus seguidores (sangha).
Pero el Zen
es la realidad que hay, antes, durante y posterior a esta aparición. Cuando solamente
existe la Nada donde se mueve Todo.
No se puede
buscar, conseguir, percibir, conocer o cualquier otra realización que dependa
de una dualidad, siendo Todo, no hay posibilidad de cambio, o percepción,
incluso de sí mismo. No se puede desear, mejorar o empeorar, todos somos el
Uno, Buda, Dios, la Nada.
Zen es una
existencia infinita en la que “ahora”
abarca, desde cero a infinito. Y un “aquí”,
que cubre más allá de los universos infinitos. Solamente puede ser percibido,
desde la dualidad, y encontrado o buscado cuando se es algo diferente a él.
El Zen no es
para ser entendido, no es un medio de mejorar la vida, no es una doctrina, ni
religión, ni una forma de vida, no hay forma de incorporar el zen en nuestras
vidas. Nosotros somos el Todo, somos Zen, somos el Vacío causado por ser
Absolutos y no poder percibir nada externo o diferente a lo que somos, Zen es
Todo lo que somos, es por ello que todo el Universo practica Zen, siendo simplemente lo
que es. Ese estado natural es el que permite que: “sin hacer nada, todo está
concluido”. Siendo Todo no hay nada que hacer, nada que desear, no se puede
conseguir nada, simplemente eres Todo.
Es el lugar donde reside el Zen, nosotros lo miramos desde la dualidad
y el deseo, simplemente lo queremos utilizar. A través del deseo y el esfuerzo,
vamos perdiendo la ambición, el ego, la dualidad, para un día cuando estamos
vacíos y sin deseos, descubrir la felicidad de ser Zen.
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