He estado
leyendo en algunas páginas acerca de la Meditación, de la quietud de la mente,
el silenciarla, el usarla para alcanzar estados superiores y maravillosos. Eso hace
que practicar la meditación sea tan importante para todos.
Un día que me
preguntaron acerca de la Meditación y cómo la definiría, lo primero que se me
ocurrió fue: “La Meditación es el estado natural de la Creación”, luego me tocó
explicarlo, pues la persona que me entrevistaba, haciendo bien su trabajo, me
apretó.
La Meditación,
no es algo para ser usado en provecho de nuestros deseos, es la Naturaleza de
la realidad, es el Estado de las cosas en el cual son simplemente lo que Son. En
el Universo aparte del hombre, no hay ninguna otra expresión de Vida, que dude de lo que es, de su función y de su responsabilidad.
Nunca he
entendido el por qué, no solamente no respetamos la mente, sino que tratamos no
ya de destruirla, que podría ser comprensible, intentamos lo peor que puede
hacerse: “negarle su naturaleza y evitar que realice su responsabilidad”.
La Vida ha
estado esforzándose, en crear algo que canalizara las experiencias y las
sensaciones, analizándolas y comparándolas para poder evolucionar. Finalmente culminó
en un órgano que gestionaba los pensamientos, si bien la mente incluye más
actividades y órganos. La función, la responsabilidad y su naturaleza es, pensar
y su nombre: “mente”.
A lo largo de
nuestras vidas, nos empeñamos en pensar nosotros, creándonos un montón de
problemas al ningunear y menospreciar a la mente, que es la que está hecha para
dicha actividad. En cuanto nos creamos problemas, viendo nuestra ignorancia,
llenos de problemas y dudas, decidimos hacer meditación, y silenciar a lo que
está hecho para pensar, impidiéndole ser lo que es, esto es su naturaleza.
No me extraña
que Dogen, tras años de vivir y vagabundear, por China buscando Maestro, la
Vida les junta y que es lo que aprendió, tras varios años de esfuerzo, dolores
de cuerpo manteniendo la postura de meditación y un gran esfuerzo por parte de
su Maestro: “Los ojos son horizontales y
la nariz vertical”. Puede que en japonés suene bien, incluso, que tenga
sentido y explique tanto esfuerzo, pero se volvió a Japón porque imagino que en
chino sonaría como en español. Además resulta, que también decía que: “desde antes de empezar a meditar ya somos
Naturaleza de Buda o lo que es lo mismo, “Buda”. Mi Maestro es del Soto shu y yo estoy ordenado monje Soto, perteneciente a la enseñanza de Dogen.
Como veréis,
esto de la Meditación parece que no es tan sencillo. Hablan en ella de “que las
cosas son también, lo que no son”. Yo me acuerdo de que en el colegio me
explicaron que la luz es blanca, y que cuando vemos algo de un color, significa
que el único color que no puede integrarse en el objeto, es precisamente ese. O sea,
que cuando vemos una cosa de color azul, es que los rayos de la luz que no
puede absorber es precisamente el azul.
Nosotros, parecemos
y nos vemos como personas, en mi ignorancia, me pregunto, si el resto de la
Vida, del Buda, no estará en mi interior, como los rayos de luz que le faltan
al color azul. Si en lugar de hacer yo meditación, no debería hacerme yo
Meditación. Si en lugar de callar la mente, no debería callarme yo para escuchar
la Vida. Si en lugar de querer permitir a la Vida penetrar en mí, que
obviamente ya lo ha hecho, no debería de impedir que mi ego, lo que creo que
soy, siga reflejando la parte que le estoy negando a la Vida, mi propio ser. No
deberíamos meditar para conseguir ser, más bien deberíamos ser, para no
necesitar meditar. Es por ello que mi contestación fue: “Meditación es el estado natural de la Creación”, no hay que
hacerla, ya Es, por siempre ha sido y será, solamente tenemos que integrarnos
en nuestra propia naturaleza y Ser Meditación.
Es difícil de explicar, por qué nos cuesta
tanto esfuerzo y sacrificio, manifestar lo que somos, nuestra realidad. Abstraídos
en reflejar nuestra personalidad, olvidamos, que el resto de la Vida, del
Universo, de Dios, de Buda, es nuestra realidad en el interior, lo único que
reflejamos, es lo que no hemos aceptado para ser Meditación, por ello estamos
obligados a meditar, hasta que nos demos por vencidos, hasta que reconozcamos
que somos, hemos sido y seremos Meditación. El Silencio que acoge al sonido,
sin poder ser escuchado, porque no hay nada que pueda oírlo. Los pensamientos
surcan por el Silencio, por el Vacío de la Mente, sin dejar rastro, existiendo
para ser Vacío, Silencio, Meditación.
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