Estando todos
reunidos, un día a la hora del te de la
mañana, un muchacho francés que había llegado no hacía mucho al templo, le
preguntó al Maestro acerca de: “Si la existencia estaba regida por la predestinación,
o si la vida era determinada por el Karma”. Antes de contestar me preguntó, qué
opinaba yo, (ese día me tocó dar una opinión a mí).
Mi contestación
fue: “que decir que sí o que no, eran ambas incorrectas, puesto que con una te
quitaban la libertad y con la otra la responsabilidad. Y que ambas podían ser
correctas, puesto que con una obtenías lo que habías creado, y con la otra caminabas
por el camino que estabas construyendo”.
Lo que sí me
quedaba claro era, que la predestinación no era regida por alguien que me
impusiera un destino marcado, y que mi Karma no era el determinante de la vida.
Cómo me había explicado mi Maestro, “Todo es Buda”, esto solamente, me daba la
seguridad, de que mi vida la estaba creando yo y que no había nada externo que
me controlase o marcase el curso de mi vida.
Nuestra individualidad,
coexiste y está formada por un número
infinito de individualidades, y todas ellas disfrutan de una libertad absoluta,
dentro de su responsabilidad. El Gran Universo, es exactamente como es ahora,
debido a que yo estoy en él, mi importancia es, que todo lo que hago o dejo de
hacer, ejerce una influencia y es determinante para el resto del Universo. Mi insignificancia es,
que el Universo no sabe quién soy, ni que estoy en él. Probablemente no sepa
que ha habido dinosaurios, ni que han desaparecido, yo tampoco se que células mías
acaban de nacer o morir, “ellas soy yo”, y “yo soy el Universo”, “Nada puede:
observarse, sentirse, verse, o cualquiera de las cosas necesarias para conocer
algo realmente”, por eso basta con: “ser
lo que se es”.
La predestinación
y el karma, podríamos explicarlo de forma simple con un ejemplo. Por supuesto,
no nos va a dar un conocimiento exhaustivo de lo que son, pero al menos, espero,
que para los que no sepan mucho les valga de ayuda.
“Si corremos a alta velocidad, cuando nos encontramos enfrente con una curva o un muro, dependerá de: nuestra
capacidad de reacción, los frenos, la distancia que falta para llegar al
peligro, que la curva esté en un lugar llano o que ofrezca salida, que el muro
sea destrozado justo antes de llegar y cuantas cosas se nos puedan ocurrir. Obviamente
visto desde fuera y según la opinión de quien sea, “nuestra predestinación es
salirnos de la curva o bien estrellarnos con el muro”. Nuestro karma es que
vamos a tener un accidente. Pero hasta que no ocurre, tenemos absoluta libertad
para cambiar: el futuro, nuestro destino. La Vida no da nada, la Vida no quita
nada, la Vida Es, lo que hemos creado. En la Vida, no hay un yo y un accidente,
solamente es un accidente, que soy Yo”.
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