En los años
que he estado dedicado a la reflexoterapia podal, he conocido un gran número de
personas que venían cargadas con sus males.
Comencé a
practicarla y estudiarla en Japón, e hice los cursos en Malasia y Singapur.
Unos años más en el templo y de vuelta a España, me dediqué a ella como
actividad principal y medio para llegar a fin de mes.
Nunca me he
anunciado, ni buscado clientela, permitiendo, que la Vida me trajese cuanto
necesitase.
Al principio
fue duro, sobre todo los diagnósticos, intentar ver en un pie los problemas que
frustraban la vida de las personas que venían. Además, desde el primer día
nunca le pregunté a ninguno cuál era su problema, les miraba el pie y trataba
de guiarles para corregir los problemas en su origen, sabiendo que independientemente, de mi
diagnostico, el masaje hace el mismo efecto.
Al no tener
estudios de medicina, ni mucha experiencia en enfermedades, mi método se fue
desarrollando a través de: la medicina china, los cinco elementos, el Yin-Yang
y la experiencia de varios aspectos de la vida, adquiridos en mi práctica en el
Templo.
Lo primero,
era explicar a la persona, que los problemas, los creamos nosotros por medio de
nuestra actitud y forma de vivir nuestras circunstancias.
Lo segundo
era la parte más importante, convencerla que debía aprender a quererse, a
amarse. Además de encontrar el punto, donde, su entendimiento de quererse
fallaba.
“Quererse es:
Respetar, aceptar y ocuparse de nuestras diferentes individualidades, saber con
absoluta seguridad que somos la persona más importante en nuestra vida, que
somos de todos los nos rodearan, el único que no se separará de nosotros en
ningún momento, que hay una opinión que debemos respetar, defender y aceptar
por encima de cualquier otra, que es la nuestra. Sobre todo cuando es la opinión acerca
de nosotros mismos”.
Con ello y
sabiendo amarte y quererte estamos listos para amar y respetar al prójimo. Lo
que no significa que nos dejemos: mangonear, dirigir o controlar nuestras
vidas. “Ama al prójimo, como a ti
mismo”.
Guiándome por
lo que veía en los pies, relacionando el estado de las zonas de reflejo de los
órganos, con su mundo emocional, trataba de explicarle los errores que la habían
llevado al estado que presentaba. En general ha sido el método que he usado
todos estos años. Relacionar el mundo mental y emocional, y la actitud ante las
circunstancias, con los problemas de salud.
La otra guía
ha sido, la aplicación de los conceptos escritos en el blog y que para mí son el
funcionamiento general de la Vida, aplicado a los casos individuales.
Amarse significa
defenderse, defenderse y capacidad de defensa, tiene que ver con la conservación
de tu individualidad. La defensa de cada individualidad, está concentrada en el
sistema inmunológico.
Los ataques
pueden ser internos: el hombre como célula de la tierra.
O externos:
un meteorito, radiaciones solares, etc. Lo externo de la tierra, es interno del
sistema solar; lo externo del sistema solar, es interno de la Vía Láctea, e
interno del Universo y Todo es interno en la Vida.
Cuando una célula,
órgano, emociones, pensamientos o sistema, nos ataca, podemos considerarlo
igualmente como: ataque interno o externo. Lo más simple, siempre he
considerado, que es, considerarlo interno, porque nos da la libertad de
modificarlo, al depender principalmente de nosotros.
Intentaré seguir
explicando mis teorías por si fueran de interés para alguien.
Hoy lo dejaré
en: “Amarse, amarse, no como signo de egoísmo, sino como fuente de respeto por
nosotros, Nosotros, Yo. Respetarse es respetar a los demás; respetar a los demás,
ayuda a verlos como parte integrante nuestra; respetar a los demás como reflejo
del respeto a nosotros mismos, lleva a que seamos respetados por los demás.
Cuando uno tiene respeto, se defiende;
cuando uno tiene buenas defensas, difícilmente es atacado; cuando uno no es fácilmente
atacado, su vida transcurre tranquila y feliz. El amor, siempre evita que la
buena defensa y respeto por uno mismo, puedan convertirse en ataque a los demás.
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