No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 18 de abril de 2014

CONFUCIO-CONFUSIÓN

          De todo lo que he leído, hay dos lecturas que siempre he conservado en mí. Una es la del Tao Te King de Lao Tse, en la que explica la Vida, desde un plano más bien espiritual o la manera de vivir en armonía con el Todo, el Universo, el Tao, por medio de esta vida dual y física. La otra han sido mayormente los retazos de libros y algún libro, de Confucio, donde nos explica cómo vivir en armonía, social, moral e individual.
          Lao Tse, nos da una guía personal, para el trabajo individual y resultado colectivo. Confucio nos explica, las relaciones y
funciones, así como el modo en que deben ser realizadas, a nivel personal y colectivo, para conseguir una convivencia en armonía.
          Imagino, que el origen de nuestros problemas, para entender los principios de Confucio, está, en que hemos dejado de entender las palabras por sus significados, nos guiamos más por lo que entendemos, que por lo que nos han dicho, que por otro lado ni hemos oído. Escribimos de cualquier manera, entendemos las palabras sin preguntarnos sus significados, y cualquiera puede decirnos que es algo y nos lo creemos, sin tan siquiera mirar.
          Una de las enseñanzas de Confucio es que: “Si vemos algo, con dos ruedas, ubres, que anda solo y sin combustible, con tres ojos y hojas”. A pesar de tener dos ruedas, no puede ser: una bicicleta, ni una moto, todos sabemos que las motos y las bicis no tienen, ojos, ni hojas. Aunque tiene ubres no puede ser: una vaca o cabra, sabemos que ellas no tienen ruedas, ni tres ojos. Tampoco puede ser un árbol, porque los árboles son combustible, pero no lo usan; además no tienen tres ojos.
          Esto, dentro de las explicaciones de Confucio, nos habría llevado a buscarle un nombre nuevo, al “algo”. Este nombre sería especial y único para los seres o cosas con estas características.
          Mirando a nuestro alrededor, podríamos observar el mal uso de los nombres o palabras, que estamos haciendo en nuestros días.
          Si miramos el significado de “gobernante o político”, lo comparamos, con las funciones que realizan las personas que ocupan esas funciones, veríamos que nos pasa lo mismo que con: “el algo”. No tienen nada que ver.
          Pero, y si miramos otros “nombres y funciones”, no solamente de los de arriba, que al igual que los demás, hemos olvidado, que tenemos que cumplir un mínimo de funciones, para ser llamados, por un nombre, por una palabra.
          Miramos a los estudiantes, cada día más alejados del amor a saber, no hablo ni tan siquiera de amor al conocimiento, que sería lo correcto. Más preocupados por derechos y botellones, que por ejercer su función de aprender.
          A los enseñantes, me niego a llamarlos maestros, que en lugar de amar el aprender para poder transmitir, se preocupan más por la política o por sus remuneraciones. Dedicados muchas veces al adoctrinamiento, al servicio de unos intereses políticos o comerciales, olvidando la importancia de su función, en la construcción de seres humanos.
          Los empresarios, dedicados a crear explotódromos de esclavos, para conseguir beneficios. En lugar de lugares de trabajo y dedicación, para conseguir un bienestar social, con beneficios por supuesto, repartidos con justicia.
          Trabajadores, que tienen por única preocupación, que alguien, o el estado les proporcionen un puesto, donde ir lo menos posible y les reporte dinero para pagar lo que han gastado. Sin ilusión de desarrollarse a través de una actividad, sin dedicación a realizar algo que aumente el bienestar de todos, sin ejercer de lo que su nombre significa.
          Los informadores, que escribe más el carnet del partido, el de los intereses económicos, o de grupo, que la verdad o ellos. No ejerciendo de lo que les ha dado su nombre, informadores de “su verdad”, no es necesario que tenga que ser única, por muy equivocados que estén, la verdad que deben comunicarnos es la suya, con la honestidad que se deben a sí mismos y a los informados, dejando libertad y sin querer manipular.
          La maternidad, que es algo que podemos ser a conveniencia, cuando nos interesa y que es un derecho: matar, destruir o interrumpir la vida que estamos gestando. Una palabra que significa Vida, que ha significado una Gracia, que es un don, que es el máximo grado de Creador que podemos alcanzar, la queremos traducir como un derecho a matar.

          Afortunadamente, hay muchas personas, que todavía lo que hacen concuerda con lo que son, pero estamos perdiendo cada vez más esa: honestidad, dedicación, responsabilidad, honradez y formas de ejercer lo que somos, que Confucio nos explicaba como camino para poder tener: “Armonía en la Convivencia”.



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