De todo lo
que he leído, hay dos lecturas que siempre he conservado en mí. Una es la del
Tao Te King de Lao Tse, en la que explica la Vida, desde un plano más bien
espiritual o la manera de vivir en armonía con el Todo, el Universo, el Tao,
por medio de esta vida dual y física. La otra han sido mayormente los retazos
de libros y algún libro, de Confucio, donde nos explica cómo vivir en armonía,
social, moral e individual.
Lao Tse, nos
da una guía personal, para el trabajo individual y resultado colectivo. Confucio
nos explica, las relaciones y
funciones, así como el modo en que deben ser realizadas, a nivel personal y colectivo, para conseguir una convivencia en armonía.
funciones, así como el modo en que deben ser realizadas, a nivel personal y colectivo, para conseguir una convivencia en armonía.
Imagino, que
el origen de nuestros problemas, para entender los principios de Confucio, está,
en que hemos dejado de entender las palabras por sus significados, nos guiamos
más por lo que entendemos, que por lo que nos han dicho, que por otro lado ni
hemos oído. Escribimos de cualquier manera, entendemos las palabras sin preguntarnos
sus significados, y cualquiera puede decirnos que es algo y nos lo creemos, sin
tan siquiera mirar.
Una de las
enseñanzas de Confucio es que: “Si vemos algo, con dos ruedas, ubres, que
anda solo y sin combustible, con tres ojos y hojas”. A pesar de tener dos
ruedas, no puede ser: una bicicleta, ni una moto, todos sabemos que las motos y
las bicis no tienen, ojos, ni hojas. Aunque tiene ubres no puede ser: una vaca
o cabra, sabemos que ellas no tienen ruedas, ni tres ojos. Tampoco puede ser un
árbol, porque los árboles son combustible, pero no lo usan; además no tienen
tres ojos.
Esto, dentro
de las explicaciones de Confucio, nos habría llevado a buscarle un nombre
nuevo, al “algo”. Este nombre sería especial y único para los seres o cosas con
estas características.
Mirando a
nuestro alrededor, podríamos observar el mal uso de los nombres o palabras, que
estamos haciendo en nuestros días.
Si miramos el
significado de “gobernante o político”, lo comparamos, con las funciones que
realizan las personas que ocupan esas funciones, veríamos que nos pasa lo mismo
que con: “el algo”. No tienen nada que ver.
Pero, y si
miramos otros “nombres y funciones”, no solamente de los de arriba, que al
igual que los demás, hemos olvidado, que tenemos que cumplir un mínimo de
funciones, para ser llamados, por un nombre, por una palabra.
Miramos a los
estudiantes, cada día más alejados del amor a saber, no hablo ni tan siquiera
de amor al conocimiento, que sería lo correcto. Más preocupados por derechos y
botellones, que por ejercer su función de aprender.
A los
enseñantes, me niego a llamarlos maestros, que en lugar de amar el aprender
para poder transmitir, se preocupan más por la política o por sus
remuneraciones. Dedicados muchas veces al adoctrinamiento, al servicio de unos
intereses políticos o comerciales, olvidando la importancia de su función, en
la construcción de seres humanos.
Los empresarios,
dedicados a crear explotódromos de esclavos, para conseguir beneficios. En lugar
de lugares de trabajo y dedicación, para conseguir un bienestar social, con
beneficios por supuesto, repartidos con justicia.
Trabajadores,
que tienen por única preocupación, que alguien, o el estado les proporcionen un
puesto, donde ir lo menos posible y les reporte dinero para pagar lo que han
gastado. Sin ilusión de desarrollarse a través de una actividad, sin dedicación
a realizar algo que aumente el bienestar de todos, sin ejercer de lo que su
nombre significa.
Los informadores,
que escribe más el carnet del partido, el de los intereses económicos, o de
grupo, que la verdad o ellos. No ejerciendo de lo que les ha dado su nombre,
informadores de “su verdad”, no es necesario que tenga que ser única, por muy
equivocados que estén, la verdad que deben comunicarnos es la suya, con la honestidad
que se deben a sí mismos y a los informados, dejando libertad y sin querer manipular.
La maternidad,
que es algo que podemos ser a conveniencia, cuando nos interesa y que es un
derecho: matar, destruir o interrumpir la vida que estamos gestando. Una palabra
que significa Vida, que ha significado una Gracia, que es un don, que es el máximo
grado de Creador que podemos alcanzar, la queremos traducir como un derecho a
matar.
Afortunadamente, hay muchas personas, que
todavía lo que hacen concuerda con lo que son, pero estamos perdiendo cada vez
más esa: honestidad, dedicación, responsabilidad, honradez y formas de ejercer
lo que somos, que Confucio nos explicaba como camino para poder tener: “Armonía
en la Convivencia”.
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