La mayoría de
las veces, la parte más visible de nuestras vidas, especialmente para nosotros,
es la que nos duele, la parte que se ha sentido dañada por las circunstancias o
por nuestra aceptación o entendimiento de ellas.
Incluso socialmente,
casi en todas las noticias, la mayor parte de lo que se transmite o percibe es la
parte negativa. Obviamente, es mucho más fácil destruir que construir, para
destruir simplemente se necesita: ser alguien, en quien la parte animal es la
dominante, y utilizar la libertad que te concede la sociedad, para conseguir lo
que desees y moverte por donde quieras, libremente.
Con la cantidad de personas que hay intentando encontrar una dirección en su vida, resulta demasiado sencillo encaminarlas en las direcciones equivocadas, solamente se necesita tocarlas en el corazón o los ideales, a flor de piel en los buscadores y utilizarlos para conseguir lo contrario de lo que ellos buscan.
Con la cantidad de personas que hay intentando encontrar una dirección en su vida, resulta demasiado sencillo encaminarlas en las direcciones equivocadas, solamente se necesita tocarlas en el corazón o los ideales, a flor de piel en los buscadores y utilizarlos para conseguir lo contrario de lo que ellos buscan.
Socialmente, estamos
en un punto de saturación de estructuras, la mayoría construidas para fines
buenos, sus objetivos son el bienestar social, algo que nadie en principio
puede rechazar. Lo que las está haciendo una carga social es no sus fines, sino
su funcionamiento y el uso al que se están destinando.
Las dos
estructuras más grandes son: la pública y las religiones.
La política
en especial, ha entrado en una dinámica en la cual, hay tantas familias
viviendo de ella y la mayoría muy bien, que la mayor parte del dinero, se dedica al
mantenimiento de la estructura, en lugar de a las finalidades por la que se ha creado,
el bienestar social.
Hay tantas
personas que entran en ella, porque es más fácil enriquecerse en política, que
con cualquier otra actividad y sin arriesgar nada tuyo, que se ha llegado al
punto que es más frecuente escuchar algún escándalo, que algo que ha
beneficiado a los ciudadanos y cuando los ciudadanos aumentan su bienestar,
siempre hay porcentajes o montones de dinero que han desaparecido. Además estás
protegido por las leyes y es difícil que te condenen o que cumplas la sentencia,
y el propio corporativismo intenta ocultar tus acciones indecentes.
Las
religiones como estructuras, creadas para el desarrollo moral y espiritual de
los ciudadanos o personas, también llamadas seres humanos o humanidad. Se pierden
en la defensa del nombre de dios, porque cada nombre tiene una patente y se
cobra por ello, olvidando la mayoría de las veces que Dios no tiene
nombre, que Él solamente nos ha puesto aquí, para que seamos felices y nos
convirtamos en Seres Humanos, que lo que tenemos que aprender son valores
humanos y morales, y si no los sabemos, debemos igualmente vivir con ellos. Para
vivir como seres humanos, no hay que aprender nada, bastaría con que viviésemos
como Seres Humanos.
Las ONG
pululando por millones, recogen mucho dinero, por un gran número de medios, al
final, la mayoría de él proviene siempre de una forma u otra de gentes que no les sobra. Las estructuras
y la masificación de tantas oficinas y personas, dedicadas a hacer el bien al
necesitado, ha desembocado en que la mayoría del dinero, se gasta en
infraestructuras y sueldos para los trabajadores fijos, que viven en lugares
con sueldos altos. Otra gran parte, es expoliada por los dirigentes y clases
dominantes de los países necesitados, y el dinero de los países necesitados, se
gasta en armamento y cosas innecesarias para la gente pobre.
Las clases
que defienden un nuevo orden, se dedican a destruir y entorpecer cuanto pueden,
en lugar de crear algo que funcione mejor, acogiendo a cualquiera que esté
lleno de frustración por su propia inutilidad, y quiera desahogar su violencia
contra algo o alguien.
La sociedad deberíamos crecer y hacernos
adultos, no podemos vivir eternamente como: niño de papa estado, haciéndolo
todo público; adoctrinadores, que nos tengan que decir qué pensar o hacer; o que
alguien por decreto nos tenga que crear un puesto de trabajo y que nos pague lo
que gastemos. Es verdad que todas esas estructuras están creadas para nuestro
bienestar, pero no para que nos tengan que dirigir o controlar nuestras vidas,
debido a nuestra inutilidad o falta de responsabilidad.
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