“Vivir en el
Gran Camino no es fácil ni difícil.
Pero aquellos
que tienen una visión limitada son miedosos e indecisos; cuanto más se
apresuran, más lentos van.
El apego no
es cuestión de a qué; estar apegado, aunque sea a la idea de la iluminación, es
desviarse.
Deja que las
cosas sean a su manera y no habrá ni ir ni venir.
Obedece a la
naturaleza de las cosas y andarás libre y tranquilo.
Cuando el
pensamiento está cautivo, la verdad se oculta, pues todo es oscuro y confuso.
La gravosa
práctica de juzgar trae consigo irritación y hastío.
¿Qué
beneficio se puede sacar de las distinciones y las separaciones?”
He vivido en
pueblos pequeños, en grandes
ciudades, en diferentes países. He conocido muchas personas, todas diferentes, sin importar cual es: su estatus, su religión, su país, su sexo, cualesquiera que fuera el análisis, la conclusión siempre ha sido la misma. Cada persona es única, nunca es comparable con otra, en la actitud de comparar, está la puerta de salida del Gran Camino.
ciudades, en diferentes países. He conocido muchas personas, todas diferentes, sin importar cual es: su estatus, su religión, su país, su sexo, cualesquiera que fuera el análisis, la conclusión siempre ha sido la misma. Cada persona es única, nunca es comparable con otra, en la actitud de comparar, está la puerta de salida del Gran Camino.
A veces, he
intentado terminar las cosas en el momento que yo pensaba era el correcto,
otras me he desentendido de mi actividad, independientemente de mi actitud, las
cosas siempre están terminadas, cuando se han terminado, ni un segundo antes. Incluso
he llegado a pensar, que todo está terminado justo ahora, al menos hasta donde está.
Esta actitud terminó por darme tranquilidad, quitándome miedos y angustias.
Aceptando la Vida tal como es,
sabiendo que nunca me impedirá usar cuanto me ofrece con total libertad, me
permite ser feliz en el único momento que lo he podido conseguir: aquí y ahora.
Las cosas siempre son lo que son,
tienen su función y su utilidad natural, usadas correctamente te permiten lo
que es más natural de todo: vivir.
Incluso cuando
hay una mente que llamo mía, no soy su dueño, ni su maestro, no debo tratar de
forzarla, ni obligarla a cumplir con mis caprichos. Ella me mostrará las
respuestas a mis preguntas, y hará las preguntas para obtener las respuestas
que necesito. En posesión de su libertad, ha decidido vivir a mi servicio.
Cuando se
acepta la Vida y cada una de sus manifestaciones, con total equidad, todo está
a tu servicio para aprender y desarrollarte, el Universo te puede enseñar
solamente una cosa, “Qué es lo que eres”. A todo cuanto te rodea le falta una
sola cosa para estar completo: “le faltas tú”.
La mitad del
año, la vivo solo en un pueblo, del que salgo por medio de un autobús, un día por semana para
hacer la compra, la otra mitad, vuelven los vecinos surgiendo
con la primavera. Mi vida siempre está, indiferentemente de mi percepción, acompañada
por el Universo entero, sentir soledad no sería por falta de compañía, más bien
no habría aprendido a estar conmigo.
El Gran Camino, nunca puede ser hollado, no
hay nadie que pueda caminar por él. El Gran Camino no permite que vivas en
soledad, ni que puedas tener compañía. Él es “El Gran Camino”, Todo cuanto
existe y cuanto no existe, “es el Gran Camino”.
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