No pretendo molestaros

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Yui Shin

miércoles, 9 de abril de 2014

VIVIR MURIENDO

          A lo largo de mi vida he leído, grandiosas frases que nos hacen un poco más felices, las hay de dos clases principalmente, las que te animan a exigir de los demás, lo que te tienen que dar para lograr que seas feliz, y las que te dicen lo que tienes que hacer. Todas ellas pululan en nuestras vidas, y nos hacen pensar, podemos leerlas en innumerables libros, verlas en anuncios y especialmente en nuestros días, en Internet.
          A mí personalmente, una de las frases  o cuento, que me ha enseñado acerca del camino para alcanzar la felicidad, es la de: “Un día llamó a la puerta un ser horripilante. … Tras ella llegó un ser angelical, que no podía quedarse porque no podía estar sin su hermana”.
          Aparentemente no tiene que ver con la felicidad, más bien parece tratar de: la unidad del Yin y el Yang, la discriminación, los prejuicios por el aspecto o lo exterior y situaciones de esta tipología.
          De alguna manera lo que me recuerda, es lo  explicado por tantos Maestros acerca de la no: distinción, diferenciación, elección o enjuiciamiento de ningún aspecto de la Vida, solamente la aceptación y entrega a todos sus aspectos puede llevarnos a la felicidad.
          Si fuésemos capaces de vivir, mientras dormimos con la muerte, aceptando todos los infinitos aspectos negativos que existen en nuestra vida dual, por ser imposible modificar, destruir o impedir, la existencia del Yin. ¿Qué podría atemorizarnos, hundirnos en el sufrimiento, o sentir que no podemos alcanzar algo?.
          Al nacer, todos somos agraciados con un boleto, que está premiado con toda seguridad. El premio es que antes o después, habrá un momento en el que el premio nos será entregado. No importa cuanto lo desees, o lo rechaces; si estás a la vista o escondido, indefectiblemente el premio nos será entregado con absoluta puntualidad. Este premio es, la disolución de nuestros agregados, todo aquello que ha nacido en la dualidad es agraciado con la muerte.
          A nosotros vivir así nos parece terrorífico, en cambio, la Vida existe, Eternamente naciendo y muriendo cada ahora, esa es su Esencia de la Eterna Juventud; su incapacidad de ser feliz, por Ser Felicidad; el poder existir sin miedo, porque está eternamente naciendo; porque la muerte al final es simplemente, la preparación para nacer.
          El casero no tuvo la opción de acoger en su morada a la Felicidad y la Vida, simplemente por rechazar a su otra mitad, a su hermana, al odiado mal, lo feo, lo que nos hace sufrir simplemente porque lo rechazamos. Ninguna de ellas puede ser separada de la otra, la Vida no puede ser modificada, ni destruida una parte por pequeña que esta sea, ni discriminada por nuestras preferencias. Lo hemos oído desde hace miles de años y seguimos luchando con la Vida por establecer nuestras preferencias.
          La Vida no tiene preferencias, por eso no pelea, ella solamente es Infinita y no puede perder ni una pequeña parte, porque sería el fin de su Infinitud. Es por ello que siendo Vida, acepta totalmente a la Muerte por hermana, porque cuando la Vida nace es Vida, y por su naturaleza de Eterna no puede morir. La naturaleza de la Muerte es morir para que nazca la Vida.

Al no tener preferencias, no discriminar y ser absoluta aceptación y entrega La Vida es Felicidad. Nosotros como Vida podemos ser Felicidad, simplemente siguiendo el “Mumonkan”, no teniendo puerta, evitando así abrirla o cerrarla; viviendo con la mano abierta, con total aceptación, rechazando nada; y sobre todo viviendo, es lo único que expresa nuestra naturaleza real: VIVIR.


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