ELIGIENDO EL CAMINO

          A veces, dedicamos nuestra vida a desarrollar nuestra mente, analizando y confrontando las situaciones y a otras personas, solamente para sentirnos vivos. La Vida no es algo que podamos: sentir, pedir, cambiar, dar, agrandar o empequeñecer. Lo único que podemos hacer es ser Vida.

          La vida como nosotros la entendemos, es la que el Buda decía que nos lleva al sufrimiento, lo cual no quiere decir que esté excluida de la Vida. El que vivamos plenamente el dualismo, la comparación, la ambición, la posesión, no quiere decir que estos aspectos no estén contenidos en la Vida.
Como Absoluta, todo está incluido en ella, solamente, que cada camino, tiene sus paisajes y experiencias. Podemos ir hacia la unión o la separación, la felicidad o el sufrimiento, la materialidad o la espiritualidad. Lo único que tenemos siempre en la Vida es: absoluta libertad, lo que conlleva también, absoluta responsabilidad de los premios que obtenemos y de los resultados, principalmente de lo que somos o la vida en la que estamos.

“La ley de causa y efecto”, como nosotros la interpretamos es, que la Vida te da o te quita según tus acciones. Como yo la entiendo es que: “la Vida no me da, ni me quita nada, únicamente yo, soy el creador de mi estado presente, a través de mi actitud, trabajo y aprendizaje de mis circunstancias”. La Vida, solamente acepta consecuentemente, las consecuencias de haber aceptado mi absoluta libertad, esto es, nunca piensa en darme o quitarme, en función de mis decisiones, sean estas correctas o totalmente equivocadas.

          Es por ello que nuestras lamentaciones, peticiones y huidas de la responsabilidad, son innecesarias, no porque la Vida no nos dé nada, más bien al contrario, la Vida no posee Nada, ya nos lo ha dado todo. El problema es, que el camino que hemos elegido, como ya dijo el Buda, es el de sufrir. Si caminamos por una preciosa calle de Madrid, puede que sea muy bonita, pero podemos estar seguros de que no veremos: la Torre Eiffel, El Cañón del Colorado, Tokio, ni la Gran Barrera de Coral. Obviamente la calle que estamos recorriendo no contiene ninguna de estas cosas. Nada impide que podamos verlas, simplemente siguiendo la calle más allá de sus limites, llegaremos a ellas, pero es el camino más difícil.

          En la vida como la entendemos ahora, podemos por supuesto encontrar la felicidad, podemos ser espirituales, no hay límite en lo que podemos conseguir, pero es un camino difícil, porque una vez conseguido lo que buscamos, estaremos en la peor situación para darnos cuenta de que: tenemos, poseemos, hemos conseguido, “la felicidad”. Este es el peor lugar para darnos cuenta de que “No Somos Felicidad”, simplemente la sentimos.

          Durante miles de años, los Maestros nos han indicado caminos, todos confluyen en la única meta, pero nos han indicado que atraviesan: el esfuerzo, el sufrimiento, la dualidad, la irresponsabilidad, la materia, la espiritualidad; son los paisajes, que nos han descrito que se viven en los diferentes caminos, es ahora nuestra decisión, elegir cuál de ellos nos parece mejor para nosotros. También nos han indicado los caminos más cortos y aparentemente los más sencillos, siempre resultan ser los más difíciles y generalmente solo las personas a un gran nivel pueden recorrerlos hasta el final. Lo que podemos estar seguros es, que cualquiera de ellos nos llevará a la meta.

Una vez elegido somos libres de cambiar, pero no hay otra opción que recorrerlo en su totalidad, pues solamente al final, sabremos que no hay otra meta que Nosotros, Ser lo que realmente nos han dicho de millones de formas y de veces,  en todos los idiomas vivos y muertos. Todo Es Vacío, Todo Es Vida, Todo Es Dios, Todo Es Tu Naturaleza, Todo Es Tu Esencia, podríamos seguir pero lo podemos simplificar con: “Eres Todo”, “Soy Todo”.